Capítulo 4

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— N-no puedo o-olvidar esto así como así, no p-puedo —los ojos de Bill se cristalizan, en tan sólo unos segundos, las lágrimas acumuladas empiezan a bajar por sus mejillas—.

— Bill, tranquilo,  ven aquí —ella extiende sus brazos, de inmediato, el tartamudo la abraza—.  No puedes olvidar algo así,  lo entiendo.

— E-empiezo a creer que esta mu - muerto —____ niega repetidas veces— Ni-niguno de los niños apareció, mi hermano tampoco lo hará.

— Vamos a investigar sobre las alcantarillas, ¿bien? —acaricia su castaño cabello—. Yo, de verdad, pienso que vamos a encontrarlo.

— ¿D-de verdad? —asiente—. No necesitas me-mentir...

— Y no miento, Bill —el hunde su cabeza en el hombro de la chica—.

      El abrazo duró unos  minutos más, finalmente, Denbrough se separó mientras secaba sus lágrimas.  ____ le tendió un pañuelo.

— Gra-gracias —lo toma y suena  su nariz—.

— Cuenta conmigo siempre, ¿bien? Siempre. Para lo que sea —dice, y le sonríe dulcemente—.

     Uno de los padres de ____, deja unas tazas de té en la mesita frente a ellos.

— Espero que te sientas mejor, hijo —le dice con una sonrisa—. Si necesitan algo pueden decirme.

— Gracias, se-señor  Granger.

    El hombre se va rápido del comedor, dejándolos a solas. 

— ¿Quieres alguna toalla?, si no te secas puedes resfriarte, no es lindo, mucho menos en verano —el niega—.

— E-estoy bien, ____, gr-gracias.

— Tengo que...decirte algo, muy importante —rasca su nuca, demasiado nerviosa—. Creo que será algo bueno, y...Te va a gustar, supongo.

    Sin dejar que el responda, corre a su habitación.  Al volver, llega con un gran papel enrollado.

— Es un mapa de las alcantarillas de Derry —lo abre, y lo deja sobre la mesa—.

    Bill, muy impresionado, deja la taza sobre el espacio que queda en la mesa, y mira con atención  el mapa.

— D-dios...____, es a-a-asombroso —susurra con un pequeño brillo en sus ojos—. Sin duda, e-eres grandiosa.

— Oh, claro que lo soy —se burla—. Debemos enseñárselo a los chicos.

— Podría ser ma-mañana en el garage de mi casa, mis p-padres no estarán.

    Ambos se miran con detenimiento, con un leve sonrojo en sus mejillas.

— Todo saldrá bien, Billy...

— No lo dudo —sonríe con algo de nerviosismo, y toma su mano—. Me haz a-ayudado bastante, jamás podré agradecerte como se debe...

— No es nada.

— Lo que haces por mi es demasiado, espero algún día poder devolvertelo...
—susurra—. Sabes, s-si necesitas algo, consuelo...lo que sea, no dudes en buscarme.

— Te quiero, Bill...



I'm a loser  (Bill Denbrough)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora