Capítulo 2

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 Cuando entro en la biblioteca, la chica no estaba en el lugar de siempre. De hecho no estaba en ningún lugar. Me siento y saco mis cosas de matemática, pero no logro concentrarme.

En eso veo que la puerta se abre y ella entra. La ráfaga de viento removió su pelo castaño, que combinaba con sus ojos, y su chaqueta verde petróleo. Me fijé en sus pantalones y noté un agujero en su rodilla, y que los llevaba arremangados sobre el tobillo. Sus converse negras combinaban con las rayas de su polera. No llevaba maquillaje, pero no lo necesitaba en absoluto. En su oreja izquierda relució un segundo pendiente pequeño al lado de su arito de oro, y llevaba un collar negro con un medallón que tenía una margarita diminuta dentro. Era simplemente perfecta a cada paso que daba.

Me dirigió una sonrisa y bordeó la mesa en la que siempre se sentaba.

—¿Puedo? — me preguntó señalando la silla que estaba en frente mío.

—Claro — respondí mirando sus finos labios rosados.

Sonrió y se sentó.

—Me llamo Lily — se presentó al tiempo que sacaba un libro de su mochila.

—Soy, soy Helena — dije yo observando el movimiento de las ondas de su cabello.

—Un placer, Helena.

Mi nombre sonaba tan bien saliendo de su boca, y ella se veía tan bien pronunciandolo...

—En verdad te gusta leer, ¿eh? — digo señalando su libro con mi cabeza.

—Qué observadora — ríe ella y la imito nerviosa —. ¿Te gusta estudiar?

—No, pero no hay de otra — respondí y la seguí mirando. No dijo más nada y se centró en su lectura.

Intenté estudiar pero los números parecían puestos al azar en una sopa, y Lily sentada en frente mío no era ninguna ayuda.

Al rato me di por vencida y cerré mi cuaderno.

—¿Necesitas ayuda? — preguntó Lily sin mirarme.

—No, gracias — dije sin entonación alguna y guardé mis cosas en la mochila. Aunque en realidad necesitaba ayuda.

Ella siguió leyendo en silencio.

Era como si intentara llamar mi atención, pero no parecía darse cuenta de ello.

Pero mierda que lo hacía.

Esperé alguna señal de que fuera a lanzar alguna otra palabra, pero luego de un largo rato no mostró siquiera estar respirando. Solté un suspiro y me levanté de la mesa agrrando mi mochila.

—Adiós — dije.

—Nos vemos — oí que salió de ella pero no se movió.

"Nos vemos"... Sí, tan solo nos veremos.

***

Volví a mi casa al final de la jornada y entré en mi habitación. Me recosté en mi cama y apenas logré colocarme los auriculares en mis orejas oí el grito de mamá:

—¡Helena, la comida está lista!

Y no tuve otra que ir alli.

—¿Cómo te fue hija? — me pregunta mamá mientras agarro los platos para llevarlos a la mesa.

—Bien — respondí y fui al comedor —. ¿Dónde está Julie?

—Fue a casa de Paul a almorzar, dijo que se quedaría a la tarde a jugar con Melanie — dijo mamá saliendo de la cocina con dos vasos en las manos.

Reader Girl - #GirlsLikeGirlsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora