OBSESIÓN

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Algunos podrían pensar que tenía pensado verla cuando se reanudaran las clases en el instituto en el verano. Bueno, lamento decirles que no fue así. Creo que ambos no pudimos resistir el no hablar con el otro, tanto que hablábamos todos los días, hasta que nuestros celulares y laptops se quedaran sin suficiente batería.

Creo que era de esas amistades que son duraderas y que van por un buen camino. Tratábamos de hablar de lo que sea que se nos pudiera ocurrir. Desde música, hasta hablar de los muy corruptos ex presidentes del país. Sí, ese día fue muy raro. Yo defendía mi pensamiento contra el de ella.

- Muchos dicen que Fujimori fue el mejor presidente del país -le dije.

- ¿El mejor presidente es quien mata a más personas? – me respondió irónicamente.

Demasiadas cosas pude averiguar durante esos días de diversas preguntas, por ejemplo que banda era su preferida, o donde vivía o el que iba a hacer cuando acabase el colegio. Y claro que ella también averiguó muchas cosas de mí, como que de donde viene mi familia o que suelo hacer en mis ratos libres.

Hablábamos de tantas cosas en ese tiempo. Puede que hubiéramos sido amigos ahí, pero en sí, parecería que supiera mi vida entera.

Pasamos fiestas cada uno con su familia, pero me di con la sorpresa de algo, y todo fue con una simple pregunta.

- Luna, ¿Cuándo es tu cumpleaños?-le pregunté.

- En 3 días- me respondió.

¡Esperen! ¿3 DIAS? Era 28 de diciembre el día que le pregunté eso, y si me dice que... ¡LA VÍSPERA DE AÑO NUEVO!

No lo podía creer, su cumpleaños era el 31 de diciembre. Estaba en serios problemas, porque yo quería regalarle algo o llevarla a pasear pero, ese día es el más esperado por todos. Pensé que todas las posibilidades que teníamos para poder salir al menos un par de horas. Se me ocurrió algo, y le escribí:

- Luna, ¿Qué quisieras que te regale por tu cumpleaños?

- Estás loco- me dijo- es víspera de Año Nuevo. Debes estar con tu familia.

- ¡Oh vamos!- le refuté- Ven para el mall cerca del instituto y te invito al cine.

- ¿Estás seguro?-preguntó.

- Pues claro, tienes que pasar tu cumpleaños como se debe- le expliqué.

Después de eso, quedamos en una hora y lugar exacto para encontrarnos y ver decidir qué película queríamos ver.

Había decidido todo, pero lo difícil fue explicarles el plan que tenía a mis padres. Me acerqué a ellos y les consulté si teníamos algo planeado para hacer el 31.

- No puedes salir ese día -me dijo mi madre- tienes que acompañarnos a comprar.

Traté de convencerlos hasta el último momento. Era 30 de diciembre en la noche y entonces me volví a acercar a mis padres a tratar de convencerlos.

- En el supuesto caso de que vayas, ¿Demorarás? -preguntó mi papá.

- No papá -le respondí- iré solo a ver una película y me regresaré.

- Está bien -me dijo- puedes ir.

Es tan genial cuando tus papás te entienden, y gracias al dinero que mi tío Alejandro me envió desde Estados Unidos, pude pagar los mejores asientos.

Llegó el 31 de diciembre, y habíamos quedado en vernos a las 13 horas en el cine. Ambos llegamos temprano, así que pasamos a la boletería a comprar los tickets para la función de las 13:30. Nos sentamos a hablar unos momentos esperando a que sea la hora indicada en el ticket para poder entrar a la sala del cine.

Recuerdo que vimos Star Wars, la ultima de la saga hasta ese momento. No es por menospreciar, pero me quedé aburrido durante la película. Hasta me dio tiempo de bromear o comer toda la pop corn. Lo que me gustó es que ella se divirtió algunas horas conmigo.

Acabando la película, nos dirigimos a pasear por el centro comercial buscando que hacer porque ya estábamos algo aburridos. Fuimos a comer una pizza y después a caminar a un pequeño jardín que se encontraba en exteriores. Empezamos a hablar de lo mismo que hablábamos cada día, pero de una manera más chistosa, y... ¡NO PUEDE SER! Ya eran las 18 horas.

Tenía ya que haber llegado a casa y ella también, porque vivía lejos del lugar de donde estábamos. Atiné a avisarle y nos dirigimos al paradero.

- Gracias por este día -me dijo- me divertí mucho.

- No te preocupes -respondí- más bien, gracias por querer pasar tu día conmigo.

Sellamos el momento con un abrazo. Claro, aún éramos amigos. Esperábamos a que llegara su autobús en el paradero, mientras yo me ponía mis audífonos escuchando una canción de Miguel Mateo.

Su transporte no demoró, entonces Luna subió a este y se dirigió a su casa. Me hizo una señal con la mano desde el bus como diciendo un "Adiós".

Yo regresé a casa caminando. Notarán que me encanta caminar escuchando música y recordando el día. No podía pedir nada más.

- Esta fue la mejor manera de acabar el año - pensé.

Llegué a casa, encendí el Wifi Inalámbrico y entré directamente a mi cuenta de Facebook. ¿Una notificación? No, era un mensaje. ¡ERA UN MENSAJE DE ELLA!

- Gracias por todo, enserio.

Atiné a decir algo que, hasta ahora no me arrepiento. Y que sigue siendo verdad.

- Gracias a ti, por aparecer.

Festejé Año Nuevo en familia, estaba todo de maravilla. Pero cuando vi mi teléfono, algo estaba mal. Había recibido un audio.

El error de mi día fue, sin lugar a dudas, reproducirlo.


Solíamos decir: "Siempre Prófugos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora