EN EL BORDE

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Mañana siguiente, despertando con un ánimo no muy agradable para algunos, pero yo me sentía normal. El desayuno en la academia estaba normal, no había nada de malo en él. Las primeras clases normal, hablaba con Jenn sobre el curso de Química, y como era de esperarse, la hacía enojar apropósito.

- Ya José, que molestoso eres -me decía ella, mientras se reía- lo haces para verme enojar, no te conoceré.

- Es que adoro ver tu cara de bebe enojada, Jenn- respondía, mientras me reía.

Los momentos que una persona vive dentro de un centro de estudios, sea academia, escuela, o universidad, las experiencias dentro de ellas son inolvidables, porque compartes con personas que son iguales que tú, que buscaban lograr un objetivo y ser el orgullo de sus familias. No lo digo solo yo, sino todo aquel que pasó por las aulas y experimentó el sufrimiento de saber que el examen era lo único en lo que debíamos concentrarnos.

Yo, por otro lado, lo veía de una manera más "infantil", porque me entretenía solo escuchando música mientras resolvía los ejercicios de ciencias o de letras. Así es, yo no sufrí en mi estadía en la academia, bueno hasta donde sé porque en lo único que renegaba era en levantarme temprano para ir a estudiar.

Los minutos pasaban y yo no tenía la menor idea de que hacer, no porque no tenía nada que hacer. Obvio, estaba en la academia y tenía que estudiar, pero me refería a esa frase que Luna me había dicho un día antes.

"Nos vemos estos días después de tus clases"

No sabía si ella lo dijo de broma o porque en realidad iba a ir a verme antes de que ella entrara a su propia clase. Puede que ella me encuentre afuera de la academia, afuera de mi salón, o en el paradero, no tenía ni una idea y eso hacía que me sienta consternado.

¿Por qué? Bueno, la chica a la que había invitado a salir, me avisó que iba a venir a verme esta semana y yo no sabía dónde iba a estar ella o que íbamos a hacer, así que atiné a hacer lo más normal que alguien pudiera hacer, escribirle un mensaje.

- Oye, ¿en realidad piensas venir a verme esta semana?- pregunté.

Su respuesta no se hizo esperar, pero fue algo más directo de lo que esperaba.

- Sí, ¿Por qué? ¿No puedo? -respondió.

Vaya, sí que esa chica era decidida, y muy directa al parecer. Claro, después de eso, le hice saber que salía al medio día y que me podía esperar afuera de la academia para almorzar.

En el momento que se escuchaba a los estudiantes de otras aulas, saliendo hacia la calle me di cuenta que era hora de ver a Luna. Me dirigí a la puerta de salida de la academia y ver si ella estaba allí.

- Donde se habrá metido esa niña -me decía.

La puntualidad no es de sus mejores virtudes, pero trata de hacer lo que puede. Después de 10 minutos, ella apareció y fuimos a hablar, porque a ella le quedaba poco tiempo para estar conversando conmigo y no podía almorzar.

Ese día hablamos bastante en poco tiempo, pero claro nos quedamos con las ganas de almorzar un delicioso Arroz con Pollo, que muy amablemente les servían a los estudiantes afuera de la academia.

- Oye, ya me tengo que ir, pero hablamos después ¿sí?- me dijo.

- Claro -respondí- cuídate y hablamos más tarde.

A pesar de que podía dejar de pensar en ella por momentos, el día paso tan rápido que en un abrir y cerrar de ojos, ya era jueves.

"José, te espero en el mismo lugar de ayer"

Solíamos decir: "Siempre Prófugos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora