LO PEOR DE TODO

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Había pasado ya una semana desde que había visto a Luna, y no me la podía quitar de la cabeza, tanto así que se reflejaba mi tristeza en cada clase del colegio, y no lo digo yo, me lo decían mis compañeros.

- José, ¿Qué te está pasando amigo? ¿Por qué esa cara?- me preguntaban.

- No es nada, solo un problema personal- respondía.

Puede que debía haberlo contado lo siguiente a alguien, porque después de ese día, no volví a ser el mismo. Era un lunes, aún lo recuerdo, y había salido del colegio con dirección al instituto. Todo iba normal, hasta que leí una frase en mi teléfono.

"QUIERO HABLAR CONTIGO"

Si, era Luna pero no podía responderle en ese momento, estaba muy ocupado para empezar una conversación a lo que le respondí:

-Hablamos al rato -escribí- tengo unas cosas que hacer y te mando un mensaje.

- Vale -concluyó.

No le escribí en el instituto, más bien lo hice cuando llegué a casa. No tenía apuro, le escribí redondeando las 21 horas.

-Ya estoy listo -escribí- ¿De qué quieres hablar?

Demoró un par de segundos, pero su mensaje si se hizo notar.

-De cualquier cosa -escribió- tengo tiempo.

En mi mente pasó la idea que me mantenía curioso por mucho tiempo, y aproveché el momento para preguntárselo.

- Luna, ¿Qué pasó aquellos días? ¿Por qué te alejaste tanto?

- En verdad, pensé que algún día lo ibas a preguntar -me dijo- pero ¿enserio quieres saberlo?

- Claro, somos amigos, y quiero saber que paso- concluí.

Lo siguiente, o mejor dicho lo que me contó fue una historia dolorosamente angustiante, con horrores y algunas partes bonitas. Jamás lo olvidaré, me marcó hasta el día de hoy.

- Lo que pasó fue algo muy raro para mí, pero está bien- me dijo- te lo contaré.

Después de eso, me di 5 segundos en pensar si de verdad quería saber todo, pues así fue como empecé a leer todo lo que me había mandado por aquella red social.

"Espero que recuerdes esos maravillosos días en que salíamos a pasear a todos lados, al cine, a los parques, a comer, todo era muy lindo y sí, me empezaste a gustar, y como no, si eras muy atento conmigo, me ayudabas en todo y hasta me aconsejabas. Todo iba genial, y te lo juro, yo si tenía planeado ser yo quien te diga para tener una relación, pero eso quedó allí. Conocí a otra persona que vivía por mi casa, era igual de atento, cariñoso y al contrario tuyo, él si podía estar cerca de mí porque vivía a unas cuadras. Me gustaba mucho ese chico, y llegamos a tener una relación que empezó a fines de enero, y siguió en febrero. Ahí fue donde me empecé a alejar de ti, pensando que era lo mejor, y jamás te lo comenté porque yo sabía o notaba lo que sentías por mí, y el decirte eso iba a ser muy doloroso para ambos..."

Hice una pausa mientras ella seguía escribiendo, porque no lo podía creer, era demasiado para mí y jamás imaginé que eso me iba a pasar. No me importó lo que yo mismo pensara en ese momento, y continué leyendo lo que escribía.

"...Sentía que lo de él y yo podía llegar mucho más de lo que podríamos haber alcanzado tú y yo, José. Y creo que el confiar mucho en él, en el poco tiempo que lo conocía, fue mi gran error. Él me utilizo de maneras horribles, y jamás me sentí tan mal, no por lo que paso entre él y yo, sino que por algo estúpido te perdí, a quien posiblemente podía haberme hecho feliz de la manera que tú solo sabes hacerlo , que es alegrándome el día, bromeando y diciendo cosas sin sentido. El día que me enteré que te fuiste de la sede que compartíamos del instituto, me sentí culpable, y hasta ahora lo pienso, y te pido perdón por no haberte confesado esto desde un inicio..."

No, sin importar lo que pasaba a mí alrededor, sentía que me quería morir, mientras ella seguía escribiendo. Ella al final si sintió algo por mí, pero lo mató con sus acciones. Quería llorar, pero mi orgullo me lo impedía. Tenía mucho temor de seguir leyendo, pero me armé de valor y continué con la lectura.

"...Cuando me enteré que después de dos meses habías vuelto a nuestra tradicional sede del instituto, me sentí muy feliz, por eso iba a verte casi todos los días sin importar nada. Dejaba a mis amigas que se vayan solas solo por quedarme 15 minutos contigo. Ese mes, me llené de alegría, pero luego me enteré que habías empezado una relación, y fue donde me dije que tal vez tú y yo no podríamos estar juntos por nuestra gran distancia y solo decidí ser parte de ti por ser tu mejor amiga y nada más. Después llegó ese día que nos encontramos en el centro de la ciudad, donde me dije que tenía una posible ultima oportunidad de darte un abrazo, por eso que cuando te vi, me puse muy feliz y te abracé con todo mi corazón..."

No podía contener la emoción, fui por un vaso de agua mientras dejé el celular en el sofá. Volví y vi que la lectura seguía. No dudé y seguí leyendo.

"...Ahora no sé qué pensar, porque te quiero José, de verdad pero no se podrá lo nuestro en algún futuro. No me gustaría tener una relación donde los únicos momentos que tengamos juntos sean en el instituto, además de que te has vuelto todo un pre universitario, por todo lo que estudias y como te desempeñas en el colegio. Te escribí todo esto para confesarlo y pedirte perdón por no haberte contado esto antes. Sabes que te quiero, y bueno espero que me entiendas".

¿Debía responder? Quien sabe, el José de ese entonces lo hizo, no le importo que Luna se encontrase a 35 kilómetros de distancia y le escribió todo lo que pensaba.

- También te quiero pedir perdón por todo lo que pasó, y que bueno también te quiero, Luna.

No me lo esperaba, quise seguir hablándole pero la batería de mi celular me traicionó y solo atiné a dejarlo allí. Puede que lo siguientes que hice lo considere ahora un error, pero tuve muy buenas razones para hacerlo. Eliminé a Luna de toda red social de donde me encontraba, por la simple razón que no quería "sufrir" por ella.

Esos sentimientos hacia ella iban y venían en cada clase, en cada momento que me ponía a dibujar en mi carpeta del colegio, o en los poemas que el profesor de Literatura me pedía escribir. Quise dejarlo de lado todo, y así lo hice, no hablé con nadie sobre esa conversación hasta el día de hoy. El escribirlo ayuda a que me sienta más tranquilo y dejé de pensar en el supuesto sufrimiento en el que me hundía más y más.

Mis días no se podían tornar más oscuros, ya que a las siguientes dos semanas de aquel día, era la fecha de mi examen de admisión y estaba con la moral en los suelos. Estudiaba para el examen, y no podía; trataba de hacer alguna otra actividad y el simple recuerdo de ella, lo volvía todo más difícil.

Pasaron las dos semanas muy rápido, y me dirigí a rendir el examen de admisión por el que tanto me había preparado, pero fue inútil. En los momentos cruciales, sentía que no podía, mi moral estaba tan decaída que no pude contestar las suficientes preguntas para poder pelear una vacante en la casa de estudios a la que postulaba. Fue duro el aceptar que el esfuerzo fue en vano, aunque mis amigos, los que en verdad considero que son mis amigos aparecieron y me dieron su apoyo al 100%, y así salí adelante, sufriendo pero seguí y después de aquel día, empecé a sentir un dolor como de enojo, que por lo que había pasado, fue que mis planes cayeron en lo profundo de la decepción. No ingresé a la universidad y todo "se había ido al tacho".

Los meses siguientes, me dediqué a estar más calmado de lo que debía estar para no caer en la supuesta depresión que me albergaba, y después, tratar de disfrutar lo último que me quedaba experimentar en mi secundaria.

Salidas con los amigos, trabajos grupales y el baile para el video de la graduación fueron algunas de las experiencias que hasta el día de hoy sigo recordando con mucha alegría.

Puede que todo lo que me rodeaba fuese pura tristeza y amargura por no lograr mis objetivos, pero a la vez me daba fuerzas para seguir, olvidando todo lo que había pasado y ser feliz acompañado de las personas que más estimaba en ese entonces. Fue que por ellas, ahora soy alguien que no se rinde y que ante cualquier situación, demuestra que es uno de los que puede resolver cualquier problema. Mi familia y mis amigos fueron mi soporte, y siempre estaré eternamente agradecido con ellos.

Solíamos decir: "Siempre Prófugos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora