Capítulo 1.

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No podemos considerar a Jane Alestair como la persona más popular de la escuela de Derry. No al menos en el buen sentido.

Aunque, la culpa no es suya, sino de su padre.

—¿Quieres jugar, rara?— en este preciso momento, Bowers y su panda de idiotas la siguen de cerca. No es una novedad.

La chica se encoge de hombros, acomodando un riso rebelde tras su oreja.

—¿Tu quieres que te parta las bolas?, porque yo creo que no.

Bowers la toma por los brazos y la estampa contra la pared más cercana.

—¿Qué dijiste, perra?

Jane se permite rodar los ojos.

—Lávate los oídos, Bowers— le dice, sabiendo que esta pisando un terreno peligroso.

El la baja, no sin antes darle una mirada de advertencia.

—Nuestro trato se acaba en vacaciones—le dice, mirándola con odio—. Después de eso voy a matarte, ¿escuchaste perra?

Jane suspira, encogiéndose de hombros.

—El cerebro no te alcanza para tener vacaciones— entonces, saca de su mochila unos papeles pulcramente ordenados—. Con eso pasas, imbécil. Ahora déjame en paz.

Henry esta enfurecido, pero a Jane le gusta esa idea de ser intocable. Solo espera que el matón vaya a la escuela de verano (le dio un proyecto mal hecho a propósito), o tendrá que irse a pasar vacaciones en la Antártida.

Cuando está a punto de marcharse, siente unas miradas sobre ella.

Se trata de Bill el tartaja y sus amigos extraños. Las víctimas favoritas de Bowers.

Les sonríe, no con amabilidad, sino con sorna. Richie Tozier le enseña el dedo del medio.

Jane desvia su vista al frente y sigue caminando.

—Último día y se acaba esta mierda— susurra para si, entrando en la escuela.

.....

—¿Jane Alestair, Bill?— Richie mira a su amigo con incredulidad—. ¿Es enserio?

—E-Ella es la q-que saca l-las notas m-m-más altas de a-aquí, además, t-todos dicen q-q-que estuvo el día d-d-de la t-t-tormenta— se explico Bill el tartaja.

Richie Tozier rodó los ojos.

—¡Esta con Bowers!

—En eso le doy la razón a Richie— habló Eddie, jugueteando con su inhalador en la mano derecha.

—No puedo creerlo, ¿Eds de acuerdo conmigo?— el de lentes puso su típica expresión burlona—. ¿Dormiste entre las bragas de tu madre o algo así?

El pequeño le golpeó el brazo.

—Deja de hacer chistes sobre mi madre ¿quieres?

—El día en que nos revolquemos tal vez— rió Richie.

—¡Idiota!

—S-sólo digo q-que Jane seguro s-s-abe algo— Bill dijo—. P-p-podría ser la r-respuesta p-para encontrar a G-G-Georgie.

Fear | Eddie Kaspbrak.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora