Capítulo 11.

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El suelo de madera viejo y resquebrajado de la casa Neibolt cruje bajo sus pies a cada paso que dan, otorgándole al lugar un tinte aún más escalofriante.

Jane siente tensarse todos los músculos de su cuerpo. Es aquí, es aquí donde él la mató, piensa, y se obliga a mantener la calma.

Eddie camina a sus lado, hacen una especie de recorrido exploratoria en éste primer piso.

—No respires por la boca, Eds— dice Richie.

—¿Por qué?— pregunta Eddie, tragando saliva con nerviosismo.

—Te lo tragas.

Eddie tose y saca su inhalador.

—Que mierda de chiste— rueda los ojos Jane y ayuda a Eddie con su inhalador. Es un gran cambio teniendo en cuenta que ella también disfruta de molestar a Eddie pero... Ni siquiera sabe porqué, pero quiere cuidarlo.

Una puerta se cierra de golpe un poco más allá. Jane avanza hasta ella, atenta. Eddie la agarra de la camiseta tirando de ella hacia atrás.

—Jane, no.

Pero ella no le hace caso y avanza hacia la oscuridad.

—Viene de la chimenea, no me alejaré— avisa. La chimenea, donde se escondió mientras su hermana...

—Voy...Voy contigo— dice él y la sigue, mientras que Richie y Bill investigan la que debió de ser la sala de estar.

Definitivamente hay algo en el interior de la chimenea dando pequeños golpecitos.

—Espero que sea una rata— suspira la castaña.

—¡¿Qué?! ¿Sabías que las ratas son uno de los principales agentes infecciosos? Son asquerosas y antihigiénicas y... — balbucea Eddie, inquieto.

—Pequeñas y aplastables, no como un payaso demoníaco— interrumpe Jane.

Se agacha a mirar mejor. Ojalá hubieran traído linternas. Parece que en lo profundo de la chimenea hubiera algo, pero está oscuro y hay polvo. Nadie debería meter su cabeza en la chimenea de una casa abandonada, pero hay algo que la impulsa a verla, como si pudiera verse a sí misma más pequeña, sollozando e intentando desaparecer.
Y entonces, unos ojos brillantes aparecen del fondo mirándola fijamente.

—¡Jane no!— Eddie tira de ella y ambos caen al suelo, levantando una capa de polvo.

De la chimenea salen tres murciélagos, chillando.

Jane traga saliva y mira a Eddie, sorprendida de su reacción rápida.

—Los murciélagos son principal fuente de la rabia, y eso no tiene cura y es horriblemente dolorosa, te sale una... espuma por la boca— explica él.

Fear | Eddie Kaspbrak.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora