Capítulo 12.

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....

—Eddie, Eddie por favor— Jane sacude el cuerpo del pequeño cuidando de no hacerle daños, pero él mantiene los ojos cerrados y no responde—. ¡Eddie!

El castaño comienza a abrir pesadamente sus ojos, haciendo una mueca de dolor mientras intenta moverse. Jane se mantiene a su lado, sosteniendole la cabeza para impedir que ésta se golpee con los trozos de la mesa rota (a ella no le pasó nada porque estaba preparada para aterrizar).

Jane suele ser buena controlando el miedo, pero ahora está aterrorizada.
Los recuerdos del día de la muerte de su hermana la golpea mientras intenta hacer que Eddie vuelva en sí.

—¡Suéltame!— gritaba su hermana mientras su novio la agarraba del pelo y la sacudía.

Jane vio desde su escondite todo, sin saber si moverse, correr o que hacer. Era tan pequeña y débil... Por eso es que se esforzó por ser fuerte, para no volver a sentirse nunca así otra vez.

Su hermana lloraba y ese tipo le daba patadas, una tras otra, mientras le gritaba:

—¡Tú no vas a terminar conmigo, hija de perra!

La pequeña Jane salió de su escondite.

Eddie abrió pesadamente los ojos, profiriendo un quejido de dolor al moverse. Jane soltó un suspiro de alivio, pero era algo momentáneo. El pequeño estaba herido, su brazo torcido en un ángulo extraño, y todo su cuerpo debía de estar muy resentido por la caída.

—¿Jane?— habló, parpadeando al mirarla, y trató de enderezarse, siendo ayudado por la castaña.

Eddie bajó la mirada hasta su brazo y una exclamación ahogada salió de sus labios. Jane tomó el rostro del pequeño entre sus manos y lo obligó a mirarla.

—No entres en pánico— le pidió, acariciándole las mejillas con una suavidad no típica en ella—. Tenemos que salir de aquí, ¿okay? Tenemos que llevarte a un hospital, estarás bien

—¿Y Bill y Richie?— preguntó Eddie, con el rostro aún contraído por el dolor.

—Ellos...

Un ruido interrumpió su apresurada conversación. A unos metros de ellos, un viejo refrigerador comenzó a estremecerse, sacudiéndose como si hubiera alguna cosa en el interior intentando salir. Pronto descubrieron que, en efecto, así era.

Jane se aferró fuertemente al brazo sano de Eddie, sin despegar la vista del refrigerador que se movía.

—¿Qué...sucede?— Eddie balbuceaba palabras entrecortadas. La castaña podía notar por la respiración del chico que estaba entrando en pánico, y eso no era bueno.

Jane no pudo contestar. La puerta del refrigerador se abrió y de allí salió un horrible payaso contorsionista, el mismo que hacía un mes la castaña había visto llevarse a Betty Ripson.
Hubiera deseado nunca ver a Eso tan de cerca, pero esa era la primera vez y no sería la última. El payaso sonreía de forma juguetona, como si la situación se le hiciera realmente divertida.

Jane miró a Eddie, que jadeaba de dolor y miedo. Estaba tan vulnerable, sucio y cubierto de polvo. Ella no iba a poder cargarlo, y aunque pudiera esa cosa los atraparía antes seguro. Tal como hace años, volvía a tener dos opciones, quedarse y pelear, o huir.

Los recuerdo de aquel fatídico día que vivió hace años la casa Neibolt volvieron a aparecer como chispazos en su mente atormentada por la situación.

La pequeña Jane habría pasado desapercibido si hubiera salido de la casa en ese momento. Sus pasos eran suaves y rápidos, los ruidos de los golpes y gritos la habrían camuflado si hubiera salido en ese momento. Sin embargo, no lo hizo.

Se acercó, como inocente que era.

—Hermana— la llamó, sintiendo las lágrimas acumularse en sus ojos al ver como la persona que más quería estaba siendo lastimada de esa forma.

El rostro que la perseguiria por años después en sus pesadillas volteó hacia ella, furioso, sin soltar a su hermana.

—¿Trajiste a la pequeña perra de la familia?— había preguntado con una sonrisa divertida en el rostro (estaba desquiciado).

Jane miró entonces a su hermana, buscando guía como siempre hacía. Vió su rostro hinchado y cubierto de sangre, contraído por el dolor, y sintió tanto miedo...

—Jane... ¡Vete! ¡Corre!— el tipo le propinó una patada en el estómago, pero ella siguió gritando—. ¡Corre! ¡Corre maldita sea!— se agarró de la pierna del tipo, impidiéndole que llegara hasta Jane, al menos de momento.

Jane tuvo dos opciones: Quedarse, aún sabiendo que no tenía verdadera oportunidad de ayudar, o huir.

Huyó.

Miró a su hermana una última vez y corrió lejos tan rápido como sus piernas se lo permitían.

—¡Eso es! ¡Corre! ¡Cor...! Agh— esas habían sido las últimas palabras que le escuchó a su hermana—. Te quiero— había sollozado.

Jane había saltado los escalones de la casa Neibolt mientras aún escuchaba los gritos de dolor de su hermana. Había ido en busca de ayuda, pero no fue lo suficientemente rápida.

Su hermana murió ese día, y algo en Jane murió con ella.

Jane se había culpado, también había culpado a su hermana por meterse en esa horrible situación a propósito, arrastrándola con ella, su madre la había culpado también y su padre había comenzado a fingir que ella no existía. Luego, había olvidado las culpas y se había centrado en ella. No volvería a ser débil, no creería en las personas otra vez... Huiría si era necesario.

Hora de flotar— bailoteó el payaso, acercándose peligrosamente a ellos.

Jane pensó que estaría siempre lista para huir, para pelear por su cuenta, pero no era capaz de dejar a Eddie, aunque cada fibra de su cuerpo le suplicaba que huyera ella... Simplemente no podía hacerlo.

Era débil otra vez, como siempre.

Miró a Eddie, y él la miró a ella. Se veía aterrado, tal vez ella igual.

Jane le dió un fugaz beso en los labios y se puso de pie, firme, sin tener tiempo para arrepentirse de sus acciones.

¿No vas a huir, Jane? Deja que me coma a Eddie y puedes irte, ¿no es un buen trato?— el payaso estaba tan cerca de ella que provocaba que no pudiera dejar de temblar.

—Vete a la mierda— dijo.

El payaso la tomó del cuello y la levantó en el aire con una facilidad bestial.

—¡Jane!

....

Momento crítico.

Ésta Jane, acaba de besar a Eddie en el peor momento posible. Entiendanla siu, pensó que iba a morirse unu

¿Qué les pareció?
¿Sugerencias?

¿Qué piensan de lo que guarda Jane? ¿Logrará sanar esa herida más adelante?

¡Nos leemos pronto spaguettis!💕

Fear | Eddie Kaspbrak.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora