Capítulo 8.-Una croqueta con recuerdos.

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El frío comienza a acoplarse en mis venas y los dientes chocan entre ellos. He intentado de todas las maneras posibles poder salir de aquí, a gritos, a gritos y he vuelto a gritar y nada.

Me siento en el frío suelo y me encojo frotándome los brazos por el frío de la noche. Empiezan a salir pequeñas lágrimas y los nudillos se tornan a un color rojo, al poco tiempo tienen un poco de sangre. Los dientes siguen luchando en una batalla interminable.

Oígo el sonido de una ventana deslizarse, pero sé que no es mi terraza porque estoy pegada a ella y me hubiera dado.

—Abi.

Alzo mi cabeza y observo a Max, que me apunta con la linterna del teléfono móvil y frunce el ceño extrañado.

—Vale como no seas Abi y sea algo paranormal me cago aquí mismo.—comenta.

—M-Max.—digo y expulso un vapor de aire.

Me levanto con dificultad, para que logre verme bien y pueda ayudarme o traerme una simple mantita.

—Abi, ¿qué haces la noche más fría de California en la terraza?.—parece que me está regañando.

—No sé, se me cruzaron dos neuronas, se me hicieron una y dijeron ¡Vamos a pasar frío! ¿ERES IDIOTA?.—le respondo borde.

—Al menos sigues conciente.—ríe y me extiende su mano.—vamos vente a mi piso.

—¿Qué?.—frunzo el ceño y me echo hacia atrás.

—¿Quieres acabar siendo una croqueta congelada o un rollito de primavera caliente?.—se cruza de brazos y alza su ceja.

—Las croquetas están ricas.—comienzo a pensar y él pone los ojos en blanco.

—Venga, salta que el frío empieza a afectarte.—vuelve a extender su mano y en una ráfaga de pensamientos me decido a saltar.

Nada más adentrarnos en su desordenado piso planta una manta sobre mi cuerpo que agradezco y me prepara un chocolate caliente, que en cuanto acaba en mi paladar éste lo agradece y tiembla.

-0-

Comienza a quitar las sábanas de su cama, por cierto de matrimonio, y planta muchísimas mantas más. Luego se aparta, me mira y me indica que me meta dentro.

—Prefiero ser una croqueta.—digo y vuelvo hacía la puerta.

—¡Abi!.—me grita, me freno y me giro.

—¡Max!.

—Acuéstate.—me ordena de una manera sutil.

—Primero, no pienso acostarme contigo y segundo, no eres mi padre para mandarme.

—Bien, primero, yo voy a dormir en el sofá, segundo, tengo claro que no soy Josh Miller y tercero te acabo de salvar por segunda vez la vida.

—Y cuarto, nadie te lo ha pedido.—contraataco y me aproximo a él.

—Y quinto, no me hace falta que me lo pidan.—se me encara.

—Y sexto, te odio.

—Y séptimo, sabes que no es así.—quedamos a pocos centímetros de distancia y me aparto enseguida para meterme en la cama calentita.

Comienza a arroparme, lo aparto y me arropo sola. Él pone los ojos en blanco y con un buenas noches bestia durmiente se va de su propia habitación.

¿Por qué él tiene que dormir en el sofá si soy yo la "invitada"?.

Me hago a un lado y me quedo mirando su pared blanca y en pocos segundos recorro la habitación entera. En su mesita de noche descansa una lámpara color gris pequeña sin ningún tipo de diseño y un despertador digital.

Y así, mientras voy mirando cambiar los dígitos me quedo profunfamente dormida.

-0-

Max

Los rayos del sol se cuelan por las rendijas de mis ojos y los abro con dificultad, el despertador suena y eso indica que tengo Universidad.

Me levanto corriendo para apagarlo y observo que Abi sigue dormiendo como si no hubiera sonado nada.

Tiene la boca abierta, una postura un tanto rara, los pelos revueltos entre la almohada y un poco de baba sale de su boca. Sonrío inconsciente al verla, puede que para cualquiera sea la imagen más horrible pero a mi me parece mona y graciosa.

Me visto en el baño, no quiero arriesgarme a que Abi se despierte. Y cuando termino de desayunar escribo una pequeña nota para Abi y decirle que he ido a la Uni, que diré por ella que estaba mala, a y que cogeré sus llaves de casa.

Beso su frente por inercia y me marcho.

-0-

Abi

Los párpados se despegan lentamente hasta que consigo ver con claridad la habitación de Max. Observo los digitos y tras unos segundos procesando veo que son las 12.

Me levanto de golpe sobresaltada, un pequeño mareo me da por levantarme de golpe y observo la mesita por inercia, agarro la carta que pone para Abi y la leo.

Éste es idiota.

Salgo de la habitación y observo que ha dejado unas magdalenas de chocolate en la encimera. Observo la puerta, seguidamente la magdalena, la puerta, la magdalena y cuando voy a mirar otra vez la puerta ya estoy comiéndome la magdalena.

—Si ha dicho que estoy enferma no pasará nada ¿verdad?.—le hablo a la magdalena y después muerdo.

Cuando termino de desayunar, me paseo por el piso curioseando todo lo que me encuentro. Max no tiene sala de invitados como yo, en una sala tiene un estudio y la otra se encuentra totalmente vacía.

Me miro al espejo, tengo el labio cicatrizado pero está mejor que anoche. Hago un poco la ganza delante del espejo y sigo mi camino.

Llego a su habitación y me siento en la cama, observando de nuevo los malditos dígitos que ya me ponen nerviosa, coloco de un golpe el reloj boca abajo y el cajón se abre un poco.

Nutella, ¿qué clase de señal es está?.

Abro el cajón y encuentro una caja con el nombre de Max. Este chico será siempre taaan original, ¿verdad ironía?.

La abro y me encuentro como objetos insignificantes. Un ticket de feria de cuando fuimos al parque de atracciones, observo con detenimiento el ticket y me quedo sorprendida, luego un lazo color morado que no le encuentro ningún sentido. Sigo observando y encuentro una foto que nos hicimos ambos cuando conducí ese coche que saque del plató. Una pequeña foto de Max y su madre sonriendo, una carta de fútbol de un jugador que desconozco, un collar de perro con el nombre de Max y una foto de un pastor alemán sacando la lengua, el primer disco que sacó One Direction, no lo creo, lo demás son cartas y fotos.

A saber de quién, pero a mi me da pereza leer.

Entonces encuentro algo envuelto en papel de periódico. El osito de peluche de la famosa Mary aparece de repente y me echo hacia atrás, lo ha guardado.

Después de todo éste tiempo, no la ha olvidado, no la ha superado y su alor sigue ahí por ella. Un vacío se instala en mi pecho de repente y no comprendo el porqué.

Vuelvo a meter todo dentro de la caja y guardo todo lo que me he encontrado en el piso, agarro unas galletas, decido salir de aquí y esperar a Abi en la Uni.

Pero cuando voy a salir, me encuentro a pocos centímetros de un viejo enemigo de la vida.

Bob.

Bueno, primero que nada MUCHÍSIMAS GRACIAS POR TODAS VUESTRAS FELICITACIONES, en serio me hicieron realmente feliz.

Segundo, siento que el capítulo sea tan corto pero como he informado los papeles se apoderan de mi alma y no puedi hacer nada para evitarlo.

Espero aún así que les haya gustado, la pregunta de hoy es, ¿tienen algo de valor que para lis demas sea insignificante? yo guardo un pato de peluche que me traía loca de bebé.

Bien, ¿qué creen que pasará entre Abi y Bob?.

Los amoo♡

La hija de Josh Miller 2 ®| Terminada✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora