Lady Killer- Pasado Asesino ©

Demasiado Tranquilo

La semana pasó tranquila, y me sentía fantástica. No tenía que estarme escondiendo de nadie. Los Campbell no tenían que estar pegados a las Lobas, así que en vez de eso, me seguían a todas partes. Sin Jaziel en la ciudad, las tardes también se hicieron aburridas en casa.

Y como todo buen momento, este también llegó a su fin; el viernes por la mañana, puntuales por primera vez, las Lobas llegaron a clases. Jane me miró con suma hostilidad cuando entre a la escuela con los Campbell detrás de mí.

Se me hizo extraño, que, en la hora de receso no intentaran hacer nada, a lo mejor era, porque Tracy sabía que el contrato estaba a punto de ser finalizado.

En la hora de Educación Física, como siempre, gané mi medalla, y no tuve más que hacer, que quedarme sentada. Pedí permiso para retirarme antes, y Bryan accedió, los Campbell se quedaron sentados.

Caminaba hacia mi casillero, necesitaba pasar por mis cosas. Un trapo con un líquido apestoso tapó mi nariz y mi boca. Perdí el conocimiento enseguida.

Desperté en el gimnasio, era muy noche ya. No entraba ninguna clase de luz. Ellas estaban sentadas en las gradas, podía verlas aún en la oscuridad. Estaba confundida, y desorientada. Intente levantarme de aquél frio suelo, noté que estaba amordazada de pies y manos. También tenía un trapo en la boca que me impedía hablar. Olía a sangre también, mi sangre.

.- Los Campbell creen que saliste de aquí y fuiste a tu casa, yo fui a dejar tu coche, fue un plan perfecto-. Gritó Mery. Estaba realmente asustada.

.- Sabemos que nos sabes nadar, veamos cuánto tiempo aguantas en el agua sin ahogarte-. Jessica se levantó, y accionó el interruptor para que las canchas se abrieran. Intenté parame y echar a correr, pero las cuerdas estaban firmemente atadas. Y caí al agua helada. Flotaba a duras penas, pero no podría seguir así todo el rato.

.- Diviértete ahí, nosotras tenemos que irnos, si alguien llegara a venir, no queremos tomar responsabilidad de lo que te suceda-. Dijo Jane.

Justo antes de irse, Tracy accionó de nuevo el interruptor cerrando la piscina, dejándome en completa oscuridad.

Tomé aire, y jalé con todas mis fuerzas la cuerda que mantenía atadas mis manos a la espalda. Sentí como cortó mi piel antes de romperse. Me llevé la mano a la pierna, y con fuerza accioné el botón de pánico. Quité la cuerda de mi boca y comencé a gritar desesperadamente. No podía mantenerme a flote, y el agua helada inmovilizaba mis músculos. Pasados unos minutos, comencé a perder fuerza, justo antes de rendirme, escuché un ruido proveniente del estacionamiento.

.- Ayúdenme-. Intenté gritar, pero, el agua inundó mi garganta.