One shots || Percy Jackson.

XIII. Cazadora de Artemisa

Advertencia: Contenido sexual explícito. G!P
Spoiler de Percy Jackson y el último héroe del Olimpo, leer bajo su propia responsabilidad.
Copryng by Rick Riordan.

THALIA GRACE

—¡Artemisa no puedes hacerme esto! —Grité.

—¡Sí que puedo! —Reprochó de vuelta. —Thalia, tú estas bajo mi protección y no te dejaré hacerlo.

La diosa de la luna se dio la vuelta, se colgó el arco a el hombro y comenzó a alejarse en dirección contraria. Las cazadoras me lanzaron una mirada furtiva y compasiva antes de ir detrás de ella.

Suspiré hondo y me pase las
manos por el cabello hasta que me sorprendí a mi misma dando un pequeño tirón a las raíces del mismo. Tomé asiento sobre una roca y me quedé horas observando el hermoso cielo que se extendía por encima de mi cabeza, con la constelación de Zoë brillando más que ninguna otra junto a Pegaso y Capricornio.

—¿Necesitabas algo? —Escuche una voz masculina tras de mí.

Cuando me giré no vi nada. Hasta que Nico comenzó a avanzar en mi dirección y se sentó junto a mi en la roca.

—¿Segura que quieres continuar con esto? —dijo.

Asentí con la cabeza sin apartar la mirada de el tronco donde antes estuvo recargado Nico Di Angelo.

—Bien. —Masculló.

Me tomó de la mano y nos desvanecimos en las sombras sin previo aviso.

Para cuando volví en mi estaba en un barco, con Nico frente a mí, sentado por sobre la proa y mirando a la nada. Nico reparó en mí y me dió una sonrisa de lado, y aunque más bien parecía una mueca le sonreí de vuelta, no hacía falta preguntar a dónde íbamos, sin embargo lo hice, porque no me quitaba las ansias por llegar a su departamento. Y así estuvimos por aproximadamente 30 minutos en el río, hablando sobre sus interminables problemas con su padre. Para cuándo llegamos estaba demasiado nerviosa, pero aún así, me despedí de Di'Angelo y caminé con miedo hasta su habitación, con miedo de lo que ella fuese a decir, con miedo de lo que Artemisa fuese a hacer.

Llamé a la puerta, y no tardó ni 5 minutos en atender.

—Thalía. —dijo con los ojos como plato.

Le sonreí, y tímidamente dije:

—Reyna.

Ella me tomó por la muñeca y mirando hacia todos lados para que nadie pudiese vernos me adentró en su habitación

—¿Qué haces aquí? —Cuestionó preocupada.

—Queria verte. —Argumente, me acerque un poco más a ella y antes de que siquiera pudiera darse cuenta de lo que estaba pasando, la besé.

En un movimiento brusco Reyna se hizo hacia atrás y soltó mi mano

—Thalía, ¿Que haces? —Dijo muy preocupada y agitada.

No respondí. Sólo la tomé por la cintura y la volví a atraer hacía mí, le coloqué un mechón de cabello que caía por su rostro detrás de la oreja, acerque su cara a la mía y rocé nuestros labios, Reyna entre abrió la boca y cerró los ojos, sonreí, pero al instante ella se alejó de mí, aunque sin soltarse de mi agarre.