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—En el último mes he soñado con personas que mueren, en accidentes, asesinadas o se suicidan. Trato de ayudarlas, pero no puedo hacer nada, no me puedo moverme, quiero gritar y mi voz no sale, sólo me quedo ahí... Viéndolos morir.

—¿Conoces a las personas con las que sueñas?

—No.

—¿A ninguna?

—A ninguna. Nunca los he visto y por eso no lo entiendo, ¿por qué sueño con ellos? ¿por qué mueren? ¿por qué no puedo ayudarles? Es frustrante verlos morir y no poder hacer nada.

—¿Has vivido algo similar en tu vida?

«Ayúdame... no puedo... respirar. Ayúdame. Por... favor»

Cierro los ojos un momento y tomo aire —No. Nunca.

—¿Algún suceso del que hayas escuchado o te hayan contado relacionado con lo que estás pasando?

—Ninguno.

—¿Cuántos de esos sueños has tenido?

—Durante este mes —saco cuentas en mi mente—. Cuatro. No... Cinco. Hace unas noches atrás fue el último —asiente y anota lo que le digo—. Necesito algún medicamento que me ayude a dormir.

—Te recetare algunos medicamentos para que puedas descansar.

—¿Descansar? Hace tiempo que no sé lo que eso significa. Sino son la pesadillas las que no me dejan dormir, es pensar que en cualquier momento las tendré.

—Estos medicamentos te ayudarán —me da la receta—. Por hoy hemos terminado —me pongo de pie—. Nos vemos la próxima semana.

—Ok —estrechamos nuestras manos y salgo del consultorio.


Decido caminar a casa, necesito tomar un poco aire y dejar que me dé el sol, estoy pálido y por esa razón mis ojeras se notan más. Me detengo frente a un parque en dónde niños y adolescentes juegan felices con sus amigos, y me pregunto ¿hace cuánto tiempo no vengo a un parque? ¿hace cuánto tiempo no tengo un amigo? Desde ese día en que mi vida prácticamente acabó.

Sigo con mi camino.

Desde que tenía diez años dejé de ir a la escuela porque me hacían bulliyng y mi madre que es profesora decidió encargarse personalmente de mi educación, hasta que vaya a la universidad, la cuál creo haré por internet. Por lo tanto no socializo con nadie más que no sea de mi familia.

Con el tiempo uno se va acostumbrando a todo, incluso a la soledad.

Llego a casa y mi madre está en la cocina, me quito el abrigo y voy a buscarla. Está de espalda, así que decido abrazarla y cuando lo hago da un salto.

—Stephen —me regaña—. ¿Qué te he dicho acerca de hacer eso? —sonrío mostrándole mis dientes.

—Lo siento. Fue inevitable —niega—. ¿Qué estás cocinando? —trato de ver que hay en una olla, pero un golpe en la mano me lo impide—. ¡Auch! Mamá, un no toques, me habría bastado.

—No toques —entrecierro los ojos.

—Ya es tarde para eso.

—¿Cómo te fue con el terapeuta? —me siento en el taburete y empiezo a jugar con un tenedor.

—Creo que bien. Le pedí que me recetara pastillas para dormir y me las dio.

—Le contaste lo de...

—No mamá. No lo hice. Tal vez más adelante lo haga, por ahora no —niego.

—Está bien.

—Voy a ir a mi habitación, tengo que estudiar.

—Antes que te vayas —empieza a buscar algo en una caja—. Steven, te envió una carta.

La tomo —Gracias mamá.

Steven es mi hermano mayor, está en el ejército y ahora en una misión importante. Mi hermano es sin duda alguna un héroe. Mi héroe. Llego a mi habitación, cierro la puerta, me quito los zapatos y me lanzo a la cama para leer la carta de mi hermano. En la última que le envíe le conté acerca de mis pesadillas.

Pequeño Step.

Lo que está pasándote es algo similar a lo que yo pasé después de volver de mi primera misión y lo difícil que es el no poder dormir tranquilo sabiendo que en cualquier momento esas imágenes aparecerán. Pero recuerda que mandas en tu mente y esto lo vas a superar.

Esta vez he decidido no escribirte mucho porque pronto nos vamos a ver y voy a hacer que te aburras de escucharme con todo lo que tengo para contarte.

Cuídate. Nos veremos pronto.

Te quiere: Tu hermano mayor.

Saber que mi hermano vendrá pronto me emociona mucho. Guardo la carta junto con las demás, meto la caja debajo de mi cama y me vuelvo a recostar en la almohada. El resto de la tarde me la paso en la habitación estudiando, hasta que mi papá llega y juntos bajamos a cenar.

Pesadillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora