XIII

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Diez de la noche y nosotros ya vamos en camino al antiguo depósito, todo está igual que en mi sue... Pesadilla.

-¿Por aquí? -veo a mi hermano-. ¿Por este camino? -apunta el sendero.

-Sí, sigue -asiente y sigue conduciendo.

Estoy muy nervioso, no sé si esto sea una locura, no sé si realmente habrá alguien ahí, pero creo que no perdemos nada revisando el lugar.

El recuerdo de los disparos viene a mi mente.

¿Y qué tal si eso es real?

-Hay que bajar acá -dice mi hermano apagando el auto-. No olvides tu linterna -la tomo y se la muestro-. Bien -baja del auto y puedo ver como guarda una arma en la parte trasera de su pantalón.

Bajo del auto y sigo a mi hermano que camina seguro y tranquilo por el oscuro sendero que ambos iluminamos con nuestras linternas.

-Es por allá -susurro. Mi hermano me ve y señalo el lugar con mi índice.

-Quédate detrás de mí -asiento.

Ya estamos muy cerca de la vieja bodega, veo todo a mi al rededor muy asustado... Todo igual a como lo vi. No sé que me da más miedo: el darme cuenta que todo lo que he visto es real o estar aquí sabiendo que quizás me pueda pasar algo.

-Voy a entrar, tú quédate aquí -mi hermano me ve serio y asiento.

Sobre el hombro de mi hermano puedo ver una sombra que cada vez se va acercando más.

-Steven -con un asentimiento señalo detrás de él y se gira justo a tiempo porque el tipo estaba a a punto de apuntarnos.

Mi hermano se abalanza sobre él, ambos empiezan a forcejear y como veo que mi hermano lleva la ventaja en esa pelea, decido entrar solo. Si este hombre está aquí, probablemente la chica también.

Entro al lugar, está oscuro, frío y puedo escuchar leves sollozos, lo que me hace darme cuenta que ella está aquí. A mi mente viene su nombre, en la noticias lo dijeron, así que decido llamarla por el.

-Danielle -veo un movimiento en una esquina de la habitación-. Danielle.

-Um -la escucho.

-Tranquila -me acerco lentamente-, voy a ayudarte -llego hasta ella, alumbro con mi linterna y la veo atada de pies y manos, con una mordaza en su boca-. Déjame quitarte esto -le quito la mordaza.

-¿Quién eres? -pregunta entre asustada y esperanzada.

-Sólo soy un chico que tiene pesadillas -sigo desatando las cuerdas que están al rededor de sus muñecas y tobillos.

Debí traer una navaja o por lo menos unas tijeras.

-¿Cómo supiste que estaba aquí? -logro desatarla.

-Primero hay que salir de acá.

-No lo creo -me giro-. Ella no va a salir de aquí -no logro ver la cara del hombre por la oscuridad-, no contigo.

-La policía viene en camino -miento.

-Para cuando lleguen tú ya estarás muerto y nosotros rumbo a otro país.

-Quédate detrás de mí -le digo a Danielle que tiembla de miedo-. No voy a dejar que te la lleves.

-¿Ah sí? -asiento seguro, aunque en realidad me tiemblan las piernas, siento un nudo en el estómago y las manos me sudan como nunca-. ¿Y qué vas a hacer?

Una gota de sudor corre por mi frente, lo que tengo pensado hacer es una locura, pero que más da, mi vida desde hace más de un mes lleva siendo una locura. Aprieto mis manos en puños y trago el nudo que se formaba en mi garganta.

-Lo mejor será acabar con esto ya -él levanta su mano izquierda en la cual tiene el arma y me apunta con ella.

-Danielle, cuando puedas corre -digo esto y corro hacia el hombre, el cual tacleo y dejo en el piso-. ¡Corre! -Danielle hace lo que le digo.

-Maldito hijo de puta -el hombre me golpea en la cara y me quita de encima de él-. Te vas a arrepentir -toma su arma que se encuentra en el suelo, yo empiezo a arrastrarme por éste mismo hasta que golpeo la pared y ya no sé que hacer-. Por hacerte el héroe te vas a morir.

Mi respiración es acelerada, pero el aire realmente no está llegando a mis pulmones. Puedo escuchar el rápido latir de mi corazón. Mis ojos están fijos en el arma frente a mí.

Este es el momento en el que las pesadillas se hacen realidad.

Cierro los ojos y espero el disparo.

Pesadillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora