—Bakaito...
Meiko sonrió pesadamente mientras se revolvía en el enorme lecho, estirándose y revolviéndose, buscando a tientas una manta para tapar su cuerpo desnudo. Dormía así, sin nada a la imaginación, todo el verano esa manera.
Nuestro joven amigo azulado sonrió, tanteando entre las sabanas para estrechar el voluptuoso cuerpo que reposaba a su lado, junto a la eterna bufanda azul, la cual fue usada como una suerte de sogas improvisadas para amarrarlo. Ahora contemplaba esos cabellos castaños, esos pechos bien desarrollados, que cabían perfectamente en sus manos, ese cuerpo salvaje que hacía suyo casi a diario... Aun le costaba creer que estuviera casado con semejante mujer. Si, quizás la castaña fuera algo ruda en la cama, pero, a su manera era complaciente y cariñosa, cada zape y codazo eran señales de afecto.
No, no estaba loco por pensar así... Según él, el demente era Len.
Se había enterado de lo que había pasado en la boda por Meiko y, en medio de su completo estupor, terminó aceptándolo porque su esposa lo hizo: Un par de días después de su boda, (tras pasarse la resaca de antología que le dio), ambos condes tuvieron una audiencia privada con los gemelos Kagamine para saber de la pureza de sus intenciones. Tras oírles declarar a Rin y Len sobre su amor mutuo (siempre tomados de las manos), Meiko resueltamente dio su veredicto final:
"No podrán decirle a absolutamente nadie que son hermanos o me veré obligada, con profundo dolor, a exiliarlos de Ateliesta para siempre. Son mis protegidos, estoy eternamente en deuda contigo, Len... Si, Bakaito, también contigo, ¿terminaste? Y ya que estoy segura que lo que sienten ustedes dos, inmoral o no, es sincero... Y por ende, merecen ser felices en este resto de vida que les queda en este mundo."
Y así fue como Meiko aseguró la tranquilidad venidera de Rin y Len en este lugar, hasta el punto que, si alguien revisa los registros del censo de Ateliesta del siglo XVII, (si es que hay alguno que haya sobrevido), quizás pueda ver en el listado los nombres de "Len y Rin Kagamine. Originarios de Asmodín. Grado de parentesco: Primos"
Kaito simplemente había meneado la cabeza ante todo ello. No negaba que le costó bastante aceptarlo, pero... Len se había vuelto su amigo. Gracias a él Meiko estaba feliz y libre con él en su hogar: "Que Dios nos perdone, pero no podemos hacer nada. Es amor. Tan sincero como el nuestro", ese fue su mantra de ahora en más. Meiko lo había aceptado rápido eso s, ella decía que era muy placentero vivir amores ajenos, y si eran pecaminosos... Pues aún mejor. Él la conocía lo suficiente y esas rarezas de Meiko solo hacían quererla más.
— ¿Cuál es la sorpresa que me dijiste que me tenías?
— ¿Eh? ¿Sorpresa? ¿De qué hablas? —estaba atolondrado por el sueño.
— ¿No recuerdas, Bakaito? Me lo decías anoche mientras me hacías la "Bufanda Desnuda": "Prepárate que te tengo una sorpresa, lo sabrás mañana". Ya es mañana. ¿Qué es? —Ugh... Kaito recordó que Meiko se ponía... irritable si no tenía su copa recién hecho o él, Len y Rin soportarían 57 Kg de pura ira. Intuyendo el peligro, Kaito tartamudeó:
—Eh... este... ¿Qué era? ¡Ah sí! ¿Recuerdas el país de Alsacia, verdad? Bueno... tengo que ir a visitar a mis primos... Kikaito y Nigaito, que tienen fiebre escarlatina y...—con la cara huraña que Meiko empezaba a poner, se apresuró a añadir: — ¿Sa-sabías que Alsacia es la productora mundial de la cerveza? Si vamos... Hasta podríamos conseguir ese famoso sake frío (1) ¿Qué dices?
Meiko se puso lívida. Kaito cerró los ojos, esperando que la bomba estalle y ella lo arroje a la estratósfera. Abrió un ojo... La cara molesta de Meiko se volvió una sonrisa serena. Al oír la palabra "Sake" se calmó. Besó suavemente a su esposo y se levantó tranquilamente, completamente desnuda, al cuarto de baño. El pobre tipo se quedó dónde estaba.
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Servant of Venomania
FanfictionBasado en las canciones Madness of the Duke of Venomania y Servant of Evil: Len es el infeliz sirviente del Duque Gakupo y ha callado por años el terrible secreto de su amo; todo cambiará cuando él le quite a Len lo que más ama... y todo termine en...