Nana's Song, última parte: Aria del chorlito

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"...Elévate, pajarito herido, al resplandor de las llamas"

Entre los diferentes mecanismos de defensa entre las aves, el del chorlito común (pluvialis apricaria) consiste en arrojarse al suelo gritando y estirar un ala fingiendo estar herido, para así poder enfrentarse a los depredadores que puedan amenazar a sus polluelos.

Diccionario Enciclopédico Larousse (2006). Vol. 1.

― ¿...Señora Macne?

Me incorporé aturdida, no solo ante la mención de mi nombre, sino también que alguien me había agarrado del antebrazo, haciéndome creer por un terrible instante que era algún soldado del ejército de los Duques que había venido a enterrarnos alguna de sus lanzas en lo profundo del corazón. En cambio, me encontré con los ojos azules y el rostro pálido y asustado del conde Kaito―Lo siento, no quise asustarle. Es que... Se quedó petrificada mirando la chimenea.

― ¿Ah sí? ―murmuré volviendo a enfocar a mí alrededor: Ya no estaba el cuervo envuelto en las llamas, sino una tetera de hierro, la cual expulsaba un chorrito de vapor por la boquilla con un débil siseo. La condesa Meiko la retiró cuidadosamente con una vara y la sirvió en una taza que me acercó a mis manos, las cuales estaban extrañamente temblorosas y heladas―; más bien discúlpame tu, Kaito, es que... Me quedé pensando―agregué mirando a mi regazo, sujetando firmemente la taza entre mis manos, casi sin sentir lo caliente que estaba...

―Nana...―En ese momento Len se acercó a mí, bordeando la silla donde (en algún momento que no recuerdo realmente) me había dejado caer, al parecer abrumada por la noticia. El muchacho se puso en cuclillas, apretándome los brazos―. Todo estará bien. Nos iremos de aquí.―En las comisuras de sus labios había el fantasma de una sonrisa―. Kaito nos encontró un carruaje, así que mejor prepara tus cosas para el largo viaje.

― Espera un momento... ― ¿Había escuchado bien?―, ¿dijiste... que prepare... mis cosas?

―Señora Macne, creo que fui lo bastante clara, ¿no?―terció Meiko enarcando una ceja, quién estaba apoyada contra el alféizar de la ventana―: Yo dije "TODOS"... Y eso la incluye a usted.

―Pero... pero...―En ese momento me sentí realmente tonta: Yo realmente había creído que ella solo se había referido a ella y a Kaito. La miré perpleja―, yo... yo no...

―Nana, ven con nosotros―dijo Len sin abandonar su posición frente a mí―. Meiko nos habló de su hogar, Ateliesta; está en el Reino Azul. Está muy lejos de aquí, a miles de kilómetros de distancia. Es un lugar muy bonito, donde hay montañas cubiertas de nieve y desde ellas puede verse el mar. Allí jamás nos harían daño los Duques ni su ejército debido a que es el territorio de Kaito y Meiko... Allí todos podríamos empezar de nuevo: Rin, yo... y tú también.

―Len, yo...

―Mire, allá en Ateliesta podría tener una vejez más tranquila, viviendo con nosotros―Meiko tomó el remate con aplomo―, usted podría ser nuestra aya (1) para nuestros hijos, a quienes seguro les encantará oír todas las curiosas y hermosas historias que nos ha contado, además de comer esas galletas de mazapán de las que tanto nos habló Len... Piénselo, señora Macne: ¿No es mejor eso, una existencia tranquila... que estar en este lugar, donde solo será una..., ejem, tumba en cuestión de tiempo...?

¿Es mejor así? Me pregunté yo en ese mismo momento. Hace unos momentos me había quedado prácticamente mirando el vacío, muerta de miedo ante la idea de que llegaran los amigos de Gakupo... Y ahora estaban ofreciéndome escapar... ¡A mí también! Por unos segundos, realmente me imaginé como sería una vida nueva, allí en ese pueblo, lejos de este pueblo que hundiría en las tinieblas: Me estaban ofreciendo una vida completamente nueva, con una casa nueva, ¡incluso un empleo nuevo! Mis ojos se humedecieron al recordar cuando Len y yo hicimos juntos, entre risitas, abrazos y bromas, esas pequeñas galletitas de mazapán, la misma noche que Len recibió esa horrible paliza en el rostro de parte de Gakupo... Esa misma escena podría repetirse una vez más, no solamente con Len ahí, sino también con su hermana, con el matrimonio Shion y con sus futuros hijos... Mi vejez sería finalmente y completamente tranquila y... y feliz.

Servant of VenomaniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora