•°El que domina°•

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Mi corazón estaba latiendo fuertemente sin exagerar, aún más que antes, ¿porque?, ahora mismo estaba siendo intimidado por mi jefe. Bueno, más que intimidado, estoy siendo seducido y lo peor, estaba funcionando. Estaba arriba de mi, me tenía desnudo excepto por la capa que sólo la tenía abierta, besaba mi cuerpo como si de una mujer fuese, mordisqueo y masejeo mis pezones hasta el cansancio. Nunca en mi vida me imaginé estar en esta posición, el sólo escuchar la manera en que el pronunciaba mi nombre, me llenaba de ansiedad. 

Mmm.... Espera... Jefe.... 

Si, ésa era mi voz, excitada obviamente, el pervertido de mi jefe quería tocar más de lo debido aunque se supone no debería negarme pero porfavor, aún soy un hombre puro. Finalmente logré llamar su atención y detuvo sus curiosas manos y retiro su asombrosa boca de mi cuerpo. 

Es.. Esto es raro...  Y yo.   Aún no entiendo...  Cuando..  Respiraba agitadamente, el pelinegro se había encargado que el menor de los dos sintíera aquella sensación de excitación.

Bueno, digamos qué ya te conocía y  sé...  (Quien eres...)  Pensó para él, aún no quería llegar a ésa conversación. Ahora....  Si me permites continuar. 

Bien.....  Pero... 

Nuevamente sus palabras quedarón en el vacío, ¿Cómo un hombre podía hacerle sentir de ésa manera?. Las dudas en su interior al igual qué aquellas sensaciónes, se comenzaba a grabar en su cuerpo perfecto. Aunque cabe a destacar qué nunca había estado en ésa situación, si quiera con una mujer. Pero el de ojos miel quería autoconvencerse qué estaba mal. Las curiosas manos de Obito viajaban por las piernas del menor y su cuerpo quedaba entre las piernas de el de ojos miel dejándole totalmente expuesto y a su merced. Entonces algo llamó su atención, definitivamente ése niño estaba lleno de sorpresas, según la mente pervertida de el Uchiha. Llevó sus dedos hasta el miembro de él joven y acarició aquellas perlas qué estaban incustradas a lo largo de su pene, creando así un camino muy llamativo. Y no se diga de aquellos aretes en forma de diamante que descansaban en su ingle, en ambos lados haciendo que la vista de Obito se perdiera en ése lugar. El Uchiha sonrió de manera maliciosa y mordió su labio inferior de la misma manera, esto era mejor de lo que él imaginaba. La cara de excitación de él joven sumado con esas hermosas perlas y diamantes en su intimidad daban la sensación de querer comerselo y de muy mala manera. Aquel rostro dé completa sumisión le llenaba de placer y su entrepierna palpitaba de la emoción. Quitó su corbata y con ella amarró las manos de él más joven y seguido de el cabezal de la cama a las espaldas de el pelo naranja. Entonces con una vos provocativa y algo ronca le susurró a su oído:

Yahiko...  Quiero que seas un niño bueno, así como lo has estado haciendo... 

A medida qué hablaba, mordía con suavidad su oreja, notando el sonrojo de aquel pobre e inocente qué sólo deseaba que su amo parase ése juego. 

Mientras estamos en estas...  Me debes decir Amo no lo olvides... Yahiko...  

El pelo naranja suspiró, nunca en su vida había pensado qué eso le traería tanto placer, su cuerpo desnudo y expuesto frente a aquel apuesto hombre quién le tocaba con malicia y gentileza. Le gustaba, le gustaba más de lo pensado, ahora qué estaba en ello no podía retractarse. Obito llevó dos de sus dedos hasta la boca de éste y le ordenó a humedecerlos lo cuál así hizo el menor sin dudarlo. Lamió aquellos dedos y Obito los llevó a lo profundo de su garganta, el menor entonces tenía aquella necesidad de tomar aire y el sentir de que se ahogaria en cualquier momento y eso le genero demasiado placer tanto que su entrepierna palpitaba pidiendo de ésa misma atención. Removió sus dedos de aquella boca qué al igual que su cuerpo estaba llena de piercings, o al menos eso decía aquella lengua donde brillaban tres esferas en vertical de color plata cosa que hizo pensar a Obito en cosas pervertidas. Entonces Obito llevó aquellos dedos húmedos hasta la virgen entrada del pelirrojo, por un momento Pain pensó que dolería, era la primera ves en su vida en el qué el pensaba en el dolor. Sintió como Obito profanaba su cuerpo con aquellos largos dedos, de sólo una oportunidad metió sus dedos hasta lo más profundo qué sus dedos le permitían llegar dentro de el menor. Pain sintió espasmos en su espalda y una sensación de dolor y placer qué nunca antes había experimentado, había arqueado su espalda y aruñado un poco sus dedos debido a la presión de mantenerlos cerrados en forma de puño tanto rato. Su respiración agitada quedaba en contraste con aquel rostro excitado que alimentaba la vista de el más adulto. Obito sonrió, definitivamente no se cansaría de esa hermosa y erótica vista. Entonces comenzó a mover aquellos dedos de manera circular dentro de aquel joven cuerpo qué estaba a su total merced, agradecía por ello púes de ésa forma podría hacerle lo qué quisiera y aún así no estaría satisfecho. Entonces comenzó a crear un vaivén con sus dedos simulando embestidas y no tardó en imaginarse estar dentro de él y embestirle de manera ruda después de todo aquellos gemidos le estaban volviendo loco. De momento, quiso cumplir con ello y sacando los dedos de manera suave de su acompañante desabrocho su camisa y sacó su pene de entre sus pantalones. Deseaba tanto profanarle qué su erección era evidente, llevó aquel enorme miembro (para los ojos de Pain) hasta la entrada de el joven, quién algo preocupado sólo cerró sus ojos y apretó con fuerza aquella corbata cómo si su vida dependiera de ello. Una ves así Obito estaría listo para comenzar aquella tortura de placer, más unos toques en la puerta de su habitación se hicierón presentes acabando con ése momento erótico y placentero el cuál hubiese comenzado si no le hubieran interrumpido pero aún así el no quería detenerse.

¡Es una orden! (Yaoi-ObitoxPain)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora