Los árboles

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El chico iba titiriteando de frío, y eso que llevaba mínimo cinco chaquetas enormes puestas y su padre había encendido la calefacción del auto. Estaban de camino a la escuela, sabía de sobra que las seis de la mañana era la hora más fría del día. Lo estaba pasando de lo peor.
Por un momento se imaginó a los hombres en situación de calle y cómo estarían viviendo ese frente frío. Pero luego se dio cuenta que de ellos se preocupaba suficiente gente. Y casi como coincidencia, o tal vez el destino, divisó un árbol desnudo lleno de nieve.
¿Quién se preocupaba de los árboles?
Ellos no tenían ni siquiera hojas que los cubrieran del puñetero frío, estaban plantados afuera todo el tiempo y no podían moverse. No dormían en una cama calientita y la gente los pasaba desapercibidos, aún y cuando ellos habían brindado sombra a esas personas que alguna vez la necesitaron. ¿Podría ser alguien más desagradecido?
¿Quién se preocupaba por los árboles durante aquellos fríos?
Desde ese día, él lo haría.
No sabía si lo que pensaba tenía sentido o tan sólo buscaba diversas locuras en que ocuparse para olvidar el lugar infernal al que estaba siendo dirigido.

- D.

Relatos Espontáneos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora