2

8.4K 663 44
                                    

El par pasó gran parte del mes paseando por Londres para llegar al Callejón Diagon.

Tom siempre fue bueno manejando el dinero, y Heri era bueno en la detección de ofertas. Tom quería que ambos lucieran muy bien, pero también sabia que no tenían mucho dinero, lo que les habían dado probablemente era todo lo que recibirían por el año escolar. Su más notable derroche fue en su ropa exterior, ya que era lo que todos podían ver y Tom insistía que las apariencias eran muy importantes. El resto de la ropa, libros, baúles, calderos, balanzas y telescopios eran de segunda mano. Encontraron una destartalada botica en un cuestionable y oscuro callejón llamado 'Knockturn', que vendía la mayoría de los ingredientes de pociones mas barato que en la botica principal del callejón Diagon.

La primera cosa que los dos compraron fueron sus varitas. Tom había comprado la suya primero. Después de treinta minutos tratando varias varitas que le había pasado el viejo, Ollivander, Tom había conseguido una varita de tejo de 13 ½ pulgadas, con un núcleo de pluma de fénix.

La búsqueda de Heri por la varita perfecta fue aun mas larga, y después que casi una hora había pasado, él estaba comenzando a lucir seriamente deprimido. Ollivander, en contraste, se veía mas emocionado a cada momento y seguía murmurando sobre 'clientes difíciles'.

Finalmente, le dio a Heri una penetrante mirada antes de mirar a Tom y luego de vuelta a el.

"¿Ustedes no son hermanos cierto?" pregunto.

Los dos parpadearon sorprendidos antes de infórmale que no eran hermanos – no biológicamente de todas maneras.

Ollivander murmuro por lo bajo un momento y se adentro a la tienda regresando con una caja idéntica a la que contenía la varita de Tom. Heri la tomo y sintió una oleada de calor que lo recorría, sonriendo levemente, y con un movimiento, la varita disparo una lluvia de chispas verdes, del mismo color que sus ojos.

Ollivander se veía complacido, mientras que Heri solo se veía aliviado de que finalmente había encontrado su varita. Ollivander les explico que la varita que había escogido a Heri era la hermana de la varita de Tom. Las dos varitas tenían diferentes tipos de madera – la de Tom era de tejo, mientras que la de Heri era de acebo pero los núcleos eran idénticos. Ambas plumas habían salido del mismo fénix, y eran las únicas plumas que esa ave en especial había donado para elaboración de varitas.

Los dos niños parecían complacidos por este descubrimiento y rápidamente le pagaran al hacedor de varitas antes de dejar la tienda para continuar con su exploración de este nuevo mundo.

Además de las tiendas y la emocionante exposición a una cultura mágica nueva, el callejón Diagon también tenía una librería pública. Los dos chicos pasaban bastante tiempo allí, tratando de aprender lo mas posible sobre el mundo mágico antes de comenzar su nueva vida en Hogwarts.

También tenia el beneficio adicional de mantenerlos alejados del orfanato, y cualquier excusa que los alejara de allí era una buena.

Finalmente el 1º de septiembre arribo y los dos se dirigieron a la Estación de King Cross, hacia la plataforma escondida, y abordaron el brillante tren rojo. Los dos se mantuvieron solos durante el largo recorrido hacia la escuela, fueron recibidos en la pequeña villa de Hogsmeade por un viejo mago llamado Ogg, con el que cruzaron el lago en bote. Después de una breve espera en la antecámara, todos los de primer año fueron llamados al Gran Comedor y se formaron en una línea al centro mientras un viejo sombrero en un taburete cantaba una canción.

Entonces, uno a uno, sus nombres fueron llamados y salieron adelante, se sentaron en el taburete, y fueron sorteados en sus casas.

"Jude, Herakles." Llamo Dumbledore, y Heri le lanzo una última mirada vacilante a su único amigo antes de ir adelante y sentarse en el taburete.

RENACER. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora