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Para la cuarta semana de escuela, todos los Ravenclaw parecían haber aceptado o les había dejado de importar que Harry tendiera a socializar con un grupo de Slytherin durante clases y en la librería, y los Slytherin con los que Harry socializaba ya habían dejado de creer la idea de que estaban engañando al inocente Harry Potter para que se juntara con ellos. No – ahora ellos sabían lo secretamente astuto que era Harry, y Daphne Greengrass y Blaise Zabini – otro Slytherin con el que Harry pasaba tiempo en clases – le habían recalcado su sorpresa de que Harry no hubiera sido sorteado en Slytherin. Él les había respondido con una sonrisa de medio lado y les había preguntado que les hacía creer que el sombreo no había querido hacerlo. Draco les comento luego que se necesitaba al más astuto de los Slytherin para escapar sospechas e intencionalmente hacer que lo sortearan en la casa equivocada.

Blaise le señalo que si Harry quería escapar completamente a las sospechas, probablemente no debería andar con los Slytherin, pero Harry le dijo que se rehusaba a pasar todo su tiempo con los Ravenclaw, y si alguien lo confrontaba por su socialización con las serpientes, podía decirles que era una persona de mente abierta que se rehusaba a juzgar a la personas por las acciones de su padres.

La mayoría de la casa Slytherin aun estaba bajo la impresión de que Harry era un niño ingenuo y que Draco sólo estaba usándolo por su nombre y fama, y porque el padre de Draco se lo había ordenado. Harry no tenía problema con que la gente creyera eso. Le ayudaba a darle una extra capa de negación si alguien cuestionaba sus motivos. No tenía problemas pretendiendo ser ingenuo y desprevenido si le beneficiaba. Promover este concepto erróneo también ayudaba a Draco ya que le daba más de que alardear dentro de Slytherin – manipular y engañar al Niño-Que-Vivió – y tener derecho a presumir siempre era algo muy importante en el constante juego de superioridad de las serpientes. Harry le había dado permiso para continuar propagando la idea a aquellos fuera del círculo de confianza de Harry en Slytherin.

Aunque Harry pasaba bastante tiempo con sus compañeros Ravenclaw. Las comidas eran, claro está, pasadas en su compañía, y continuaba alternando con quienes se sentaba, convirtiéndose en amigo de todos sus compañeros. Era visto amigable con todos, pero amigo cercano de ninguno. También había continuado ocasionalmente sentándose con los nacidos muggle y actuaba amistoso con ellos y los asistía en clases.

Harry tenía muy poco que lo conectara con estos niños en nivel emocional ya que todos eran niños, y él no lo era. Por eso, cuando hablaba con ellos, era casi siempre en referencia al trabajo en clases, y ya que honestamente él sabía mucho más que ninguno de ellos, tenía la tendencia a comportarse como un maestro.

Trataba de evitar hacerlo muy a menudo, pero siempre se le salía sin querer. En realidad era la única manera en que podía ser amable con estas personas, y sabía que tenía que ser amable si quería evitar sospechas de Dumbledore y los demás maestros.

Mientras que la mayoría de los estudiantes que Harry había tratado de ayudar estaban agradecidos por eso, extrañamente, Hermione Granger no lo estaba. Al contrario, cada vez que él trataba de ayudarla con algo, ella se enojaba. No por fuera, pero podía ver la rabia en sus ojos. Frustración e irritación ponían sus mejillas rosadas, y podía jurar que en esos momentos su cabello se ponía mas rizado.

Harry con rapidez se dio cuenta que Hermione no estaba acostumbrada a ser segunda en nada. Y pese a la naturaleza académica de la mayoría de los Ravenclaw, Hermione Granger estaba con facilidad entre los primeros de la clase... después de Harry.

Ella continuo siendo fría hacia Harry aunque él repetidamente se sentaba con ella y los dos otros nacidos muggle y mantenía todas sus conversaciones amigables y ligeras. Se había estado preguntado cuál era su problema ya que sus encantos funcionaban a la perfección con todos los demás. Pero Harry al fin decidió que eran probablemente celos académicos. Por lo menos, eso era lo mejor que se le podía ocurrir. Ella siempre estaba dándole miradas calculadores o esas cuidadosas miradas molestas.

RENACER. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora