RENACER.

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El personaje de Harry de un medio mago medio-goblin se volvió conocido entre los vendedores del Callejón Diagon y del Callejón Knockturn durante el año siguiente. Siempre estaba en busca de objetos oscuros y libros interesantes que lo ayudaran a pasar el excesivo tiempo que debía estar en el mundo muggle, así que iba seguido. También iba seguido porque no tenía mucho que hacer y le gustaba estar lejos de su familiares muggle.

Volvió a la escuela primaria muggle en el otoño, pero apenas terminaban las clases, se Aparecía en Londres, usaba su disfraz, pasaba algo de tiempo en los distritos mágicos y luego se aparecía en Godric Hollow para trabajar en su casa.

Había terminado pidiendo piedras mágicas especializadas para ayudarlo en su labor. Habían sido creadas como forma de ayuda para magos o brujas de bajo poder. Podías alimentar las piedras con tu magia lentamente durante un periodo de tiempo usándolas alrededor de tu cuello o en tu bolsillo, y se usaban para poder lanzar hechizos más poderosos de lo que normalmente podías lanzar. Ya que el cuerpo de Harry era aun demasiado joven y débil para manejar toda la extensión de su magia, hizo uso de estas piedras para lanzar los más grandes hechizos de ilusión, para remover el hechizo de preservación, y para lanzar las protecciones sobre la casa para evitar que la vieran o que entraran a ella. También uso las piedras para realizar las reparaciones más grandes del techo y las paredes.

En un momento, durante la primavera antes de cumplir los siete años, trato de realizar uno de los rituales que convocarían el alma sin cuerpo de Tom hacia él, usando una de las piedras. Sin embargo algo extraño había salido mal y la piedra había terminado explotando. Harry había gruñido en frustración y había estado con un genio terrible por varias semanas después de eso, haciendo que los Dursley actuaran más aterrorizados de él que lo normal.

Su tiempo en la escuela muggle era aburrido, pero se aseguro de poner un acto convincente enfrente de los profesores y los demás niños por si alguna vez Dumbledore o alguno de sus seguidores venia a preguntar por él. Hace tiempo había asegurado el silencio de los Dursley a través de varios métodos mágicos. Al principio simplemente los había amenazado a mantener silencio. Ahora tenía asegurado todo su conocimiento por medios mágicos.

En su escuela muggle, 'Prodigio' se había vuelto la etiqueta oficial de Harry. Había sido avanzado otro grado, y lo llevaban durante dos horas a una clase para estudiantes dotados. Era considerado bastante anti-social, y los profesores se preocupaban de que no tuviera amigos y no estaba interesado en jugar con otros niños, pero les aseguraba que estaba feliz si lo dejaban tranquilos con sus libros.

Ellos explicaban su comportamiento y sus dificultades sociales como un síntoma de su avanzado intelecto. Era desafortunado, pero perfectamente razonable, y además siempre era un niño muy educado y agradable.

Dudley nunca lo miraba cuando estaban en la escuela. De hecho, si le preguntaban a cualquiera de los niños, y a la mayoría de los profesores, no tendrían ni la más mínima idea de que eran primos, o que siquiera se conocían. Harry estaba cómodo con eso, y Petunia lo prefería de esa manera. Mientras menos exposición tuviera su precioso Diddikins con el niño fenómeno, mejor. Aunque ella jamás se atrevería a decir eso en frente de Harry.

Durante los últimos años, Harry había comenzado a pasar la mayoría de sus tardes en la Sociedad Histórica Mágica de Londres, revisando sus colecciones y documentos. La Sociedad Histórica Mágica mantenía reproducciones de cada copia que El Profeta había lanzado, y mantenía información detallada de todas las antiguas líneas mágicas. Él y Tom habían hecho uso de sus archivos genealógicos varias veces el verano de su juventud antes de ir por los Gaunt, y luego investigaron la línea familiar de los Valerius, así que Harry ya se desenvolvía muy bien en ese lugar.