✝ The Bibles of War ✝ *My chemical romance*

Caída al vacio - Biblia de S. Ridder

Luego de seis horas tranquilas de vuelo y en silencio, ya que la mayoría de los soldados dormían el avión comenzó a moverse debido a turbulencias.

Aquel aeroplano nuevo de color verde militar al igual que todo lo que formaba parte de esta guerra, le faltaba una gran puerta. Al parecer debíamos arrojarnos por allí, Los pilotos estaban detrás de otra puerta y estaban totalmente aislados del ruido que los soldados debíamos soportar.

El cielo nublado cada vez más oscuro comenzaba a inquietarme, un pequeño salto despertó a Guarnere a mi lado, y Winters desde la puerta se veía bastante asustado por el panorama que se veía.

Otra maniobra del avión terminó de despertar a todos, los hombres se miraban entre sí y a mi derecha tenía a un soldado con el que aún no había vuelto a ver desde la noche del bar: lo apodaban Buck, era el hombre más blanco de todos los presentes, tenía un cabello rubio casi albino y unos ojos azules penetrantes su aspecto era muy similar al de un vampiro, al menos imaginaba que estos eran así.

- ¡El tiempo está imposible! – gritó fuerte Buck, para que el comandante lo escuchara - ¡¿No deberíamos aterrizar?!

El hombre gritó muy fuerte, pero sólo yo pude escucharlo. El comandante se paró con cuidado y aferrándose de cualquier cosa para poder hablar con los pilotos.

Una luz roja se encendió sobre la cabeza de Nixon

- ¡¿Qué es eso?! – le grité a Guarnere que se encontraba a mi izquierda

El hombre ofendido por lo que le había dicho anteriormente suspiró y me dijo en tono de broma

- ¡¿Es en serio?! – preguntó

El avión dio otro salto, y esta vez una gran bolsa que había junto a Winters que parecía muy firme y pesada, cayó por el hueco del avión sin ninguna dificultad. Nixon lo miró a su amigo preocupado, pero nadie más reparó en eso.

- ¡No entiendo nada! – grité histéricamente como “hombre” - ¡Es la primera vez que vuelo!

Guarnere se empalideció, y Buck a mi lado me golpeó la pierna fuertemente para que lo escuchara

- ¡No hay tiempo para bromas! – dijo el rubio enojado

Negué rápidamente con la cabeza, y busqué en mi cuello la vieja chapa de la marina que nunca había descartado y se los enseñé a ambos soldados.

Guarnere la giró y vió el extraño símbolo que identificaba a los míos: el escudo de protección africano, el mismo que llevaba en el cuello y que esta vez no había tapado con maquillaje.

- ¿¡Ves esa luz verde!? – gritó Buck para que lo escuchara, asentí con la cabeza - ¡Cada vez que se ponga verde, un hombre se lanza!

- ¡Para abrir el paracaídas jalas esta manija! – dijo Guarnere señalando una pequeña tela que caía a mi derecha - ¡Y si se rompe, jalas esta otra que es el paracaídas de repuesto!

- ¡Cuando caigas a tierra trata de que tus piernas no queden perpendiculares al piso o te quebraras las piernas! – gritó Buck mientras hacía un gesto de ruptura con su dedo índice

- ¡Y tampoco olvides de guardar el paracaídas de nuevo en la bolsa! – completo Guarnere

Asentí todo agitando la cabeza rápidamente y con los ojos seguramente abiertos como platos.

Otra sacudida del avión hizo que entrara en pánico y me aferrara de las piernas de mis dos compañeros.

- ¡Tranquilo, no entres en pánico, será pan comido! – gritó Buck

De pronto, un avión que iba junto al nuestro exploto sin razón alguna. La luz roja amenazó con apagarse, los hombres iban atentos al hueco del nuestro, por debajo de nuestros pies se veía un panorama de bosques encendidos, aviones cayendo y por su puesto miles de paracaídas cayendo  que intentaban esquivar las piezas prendidas fuego de sus mismos aviones o bien las balas enemigas que esperaban desde el suelo.