3.

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-¡Hija, hija, hija!- Los gritos de mamá retunbaban en lo más profundo de mi cerebro.

En un dos por tres, abrí lentamente los ojos, para después cerrarlos. No soportaba ni un día más, no soportaba  ir al colegio, no soportaba mi horrorosa rutina.

Ésto o nada.

Mil veces ésto.

Corriendo me apresuré a ducharme. Qué tomando el shampoo, qué tomando el jabón, restregandolo, etc.

Así cómo entré, salí. Una pésima idea que sigamos usando uniforme en la preparatoria.

Calcetas azules, falda dos dedos arriba de la rodilla con unas terribles rayas y una blusa blanca con los tres primeros botones abrochados.

Una niña de mamá.

Perfecto, lo qué me faltaba.

Ayer no había sido un excelente día, tuve uno de los peores (si es qué puede ser peor), mamá llegó cansadisima del trabajo, me gustaría poder contribuir en ésta casa, papá era un maldito desgraciado qué golpeaba a mamá cuando se le daba su gana, tanto rencor tenía en contra de ese bastardo y lo peor es qué cada vez la situación se ponía peor.

Papá borracho a altas horas, mi hermanito asustado por todo el ruido provocado por su jodida prepotencia.

Mamá amanecía con más marcas en sus brazos e incluso en su rostro, ese rostro qué antes sólo se preocupaba por sonreír, ahora una línea recta ocupaba esa antigua sonrisa.

No podía decir nada, no podía opinar, ninguno de los dos quería qué saliera herida, pero hay más de dos qué tres heridas qué no son notorias, pero duelen mucho más qué una bofetada o una sacudida.

Los golpes qué recibía mamá los podía sentir en mi corazón, cada jadeo de dolor provocaba osadía en mí. Algo dentro no estaba funcionando bien, algún día explotare.

Papá estaba jugando a los carritos junto con Abdel. Quería pasar desapercibida, mirarlo provocaba repulsión, estaba por tomar la manija cuando la voz rasposa de ese señor interrumpió mi escape.

-¿A dónde crees qué vas sin antes probar bocado alguno?- Mi mano qué sostenía la mochila, tembló un poco al percibir su tono con qué me habló.

La mirada de mamá estaba tan insistente en mi qué estuve a punto de gritar "¡basta, estoy harta de todos ustedes!", con el plato a medio lavar seguía observando cada movimiento qué hacía.

Giré sobre mis talones y dejé mis cosas a un lado de la puerta, arrastre la silla y me senté.

Comía y comía, aún con la mirada a mis espaldas de mamá.


Is It The 'End'? |MJ fanfic|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora