21. II Parte

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Venecia, Italia, 20 de Abril, 1983.

Llegué a una discoteca, pare de golpe estacionandome junto a los otros autos, me di una mirada en el espejo retrovisor y me vi; mis ojos estaban rojos, había estado llorando, la manera en la que me trataba Michael no me gustaba, odiaba cuando trataba de humillarme y hacerme sentir una 'prostituta', pero yo permitía eso y él lo aprovechaba a lo máximo, no pretendía ser mala con él, había hecho tantas cosas buenas y maravillosas por mí que de alguna manera, se las tenía que pagar, al principio sólo seguí el juego, quería sentirme mejor conmigo misma y lo único que busqué fue enredarme con un tipo que era muy peligroso para mí y me gustaba. Seguí observando detalladamente mi rostro, sonreí a pesar de no sentirme bien y baje del porche dando un fuerte portazo.

-Hola Mark.- Saludé amable al guardia.- ¿Ha habido algo nuevo?

Pregunté como si de verdad me interesara, sólo quería hablar con alguien.

-No, nada señorita, lo normal.- Río.- Muchos adolescentes tratando de entrar.

-Me sorprende que a esa edad, estén interesados en esto.- Suspire la larga fila.- Pudiendo hacer algo productivo.

Veía a los chicos deseosos por entrar y recordé mi tortuoso pasado...

Recorría la acera con cuidado, era de noche y estaba lloviendo, iba directo a casa hace unos cuantos minutos había salido de la universidad, yo solo veía como salían con sus autos de la época o iban en sus bicicletas y yo... Yo ni siquiera me podía comprar algo así, todo mi dinero se lo daba a mamá para que todos pudiéramos comer.

Pasé por la misma calle que me torturaba y hacía temblar de miedo, pero me detuve, pude ver como las luces parpadeaban y sobrepasaban las ventanas de ese lugar, la música resonaba fuerte y varios chicos salían borrachos y felices. Muchas veces quise salir de fiesta con mis amigos pero mamá siempre me decía que 'no, qué eso no hacían las señoritas y debía de estar lo antes posible en casa', ¡puras patrañas!, eso era lo que era.

-Anheka, querida.- Me movió un poco y reaccioné, le sonreí y le pedí disculpas.

-Sí, ¿qué sucede? - Dije en tono feliz.

-Es tu turno, cariño, ¡diviértete!-Tomé la puerta con recelo.- ¡Anheka!

Giré sobre mis talones y lo observé detrás de mis gafas negras.

-Saludame a Maike.- Claro qué no lo haría, ni siquiera le hablaba, por ahora.

Había muchos cuerpos bailando y chicas casi siendo devoradas por hombres mayores que ellas, la mayoría de las mesas estaban ocupadas y el bar estaba lleno de chicos ya borrachos, apestaba a alcohol y a cigarros.

-Un martini doble, por favor.- Le dije mientras me recargaba en la barra del bar.

El tipo parecía no haberme escuchado, seguía limpiando campantemente la barra.

-Eh, ¿a caso estás sordo?- Le dije casi frente a su rostro.- ¡Quiero un martini doble!

Golpeé la barra con fuerza, atrayendo la mirada de los de alrededor, vaya, parecía una alcohólica.

-Lo siento, no puedo darte alcohol.- Iba a mandar todo al infierno cuando de pronto dijo eso, ¿escuché bien?, ¿cómo qué...'no puede'?

-¿No puedes?- Este tipo sí era divertido.

-No señorita, tengo órdenes, si me disculpa.- Ya sabía por donde iba, alguien al parecer le gustaba tener control sobre mí.

-No te vas hasta que me expliques todo eso.- Me acomodé y le di permiso para que siguiera.

Is It The 'End'? |MJ fanfic|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora