Me acerqué despacio, no tenía intención de hacerte daño. Eras tan pequeño cabías en una sola de mis manos.
Tu pelaje era negro, y tus ojos verdes brillantes me observaban y me daban esperanza cada día.
Pasaba el tiempo, y más te seguía queriendo.
Jugábamos todo el día, y por las noches conmigo dormías. Y haga lo que haga de mi lado no te ibas.
Eres mi vida.
Espero que nunca llegue el momento, en que tenga que verte partiendo.