Mismo azul

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Hanna caminaba de un lado a otro como un león enjaulado, tratando de procesar la ráfaga de información que acaba de recibir de Emily. Una avalancha de preguntas sobre su cabeza, un bonche de sentimientos encontrados en su pecho.

-Me... me estás diciendo que... —Se lleva las manos a la cabeza, todavía pasa saliva—. ¡WOW! Ni siquiera sabía que Alison pudo atreverse a hacer eso por ti.

-Sí, bueno. Ella sabía que yo estaba metida en líos económicos muy fuertes. Ella misma se ofreció a someterse a la donación y darme el dinero.

-¿Por qué no simplemente te dio el dinero de su misma bolsa y ya?

-No. Yo no lo habría aceptado... la verdad es que sí, lo habría aceptado pero  su padre estaba administrando su dinero y el de Jason, ellos no tenían mucho acceso a sus recursos.

-¡Su padre! —Hanna suelta un bufido y vuelve el rostro con señal de asco.

-¿Qué pasa con su padre? ¿Algo de lo que no me haya enterado? —Cuestiona la morena al darse cuenta de la reacción de Hanna.

-No, nada.

Hanna por fin toma asiento en la cama de Emily, pega un hondo respiro y se apacigua. La morena le explica cómo fue el proceso de concebir a Lauren y los motivos por los cuales decidió hacer esto.

-Entonces, ¿De dónde sacaste dinero para graduarte si al final usaste los óvulos de Alison para embarazarte?

-Bueno, no... no me gradué.

-¡QUÉ! —Salta de nuevo en pie, la boca entre abierta por la sorpresa. Sus ojos recorren de un lado a otro el lugar, como queriendo comprender la situación—. ¿Entonces? ¿Cómo has hecho para subsistir, con un bebé, y sin la ayuda de Alison?

-Am, conseguí un empleo en una tienda de autoservicio, tengo a cargo una de ellas.

-¿Una tienda de autoservicio? Pero... ¿Te ha faltado algo? ¿Ganas bien?

-Sí, es decir, es estresante a veces, hay mucha presión en el trabajo, pero económicamente me alcanza para Lauren y para mí.

-¿Lauren? —Hanna frunce el ceño, una sonrisa involuntaria se le dibuja en el rostro—. ¿Es una niña?

-¡Sí! —Los ojos de Emily se iluminan en un segundo, su sonrisa ocupa todo su rostro, inevitablemente comienza a hablar de su pequeña—. ¡Es rubia! Tiene los ojos azules, es preciosa, se parece a Ali. Incluso le fascinan los libros. ¡Se desespera tanto porque no sabe leer y tengo que hacerlo yo por ella! ¡Ohhh! ¡Y odia, o d i a los omelette! ¡Como Ali!

-Jaja ¡Dios! ¿Hasta en eso?

-¡¡¡Sí!!! ¡Y tiene su carácter! Todo el carácter de los DiLaurentis, le encanta dar órdenes, tener el mando de la situación, aunque Lauren es un poco más relajada, es graciosa. Creo que cuando crezca será mejor líder que Alison en ese aspecto.

Hanna agacha la mirada, todavía con la sonrisa pintada en su cara, escucha hablar a Emily y ya puede imaginarse a esa copia pequeña de Alison. Emily se detiene al ver cómo los ojos de Hanna hacen agua, no lo entiende, sólo la observa mientras Hanna quiere limpiarse las lágrimas antes de que corran río abajo.

-Han... ¿Qué pasa? ¿He dicho algo malo?

-No, no Em. Para nada... —Intenta sonreír ampliamente pero pierde en el intento—. Es sólo que... estoy feliz por ti, eso es todo.

-No es cierto. Hanna, te conozco, te creo que eres feliz por mí pero algo más te pasa. No me has dicho por qué estás peleada con Ali y por qué le pediste que se alejara de nosotras.

Hanna pone una mueca de enfado, se diluye luego en tristeza. Es claro que no quiere hablar del tema, pero sabe que Emily no quitará el dedo del renglón hasta saber lo que sucede. Lo reconoce, es el momento de hablar de ello, entre más rápido se lo cuente a sus amigas, menos tendrá que lidiar con la situación.

-Emily —Comienza, con voz temblorosa—. Descubrí por qué mi... mi padre nunca me procuró.

Emily toma a Hanna de la mano, la aprieta, sus ojos están atentos a la rubia, sabe que este tema es complicado para Hanna.

-No es mi padre de verdad —Confiesa, al fin.

-¿Qué quieres decir?

-Él me dio su apellido, pero no es mi padre biológico.

-Hanna... ¿Tú... sabes quién es tu padre, cierto? —Emily conoce tan bien a Hanna que si esa fuera la noticia fuerte ya hubiera soltado en llanto, o ya hubiera volteado el rostro fingiendo que no le duele, mientras se traga las lágrimas.

-Kenneth...

-¿Qué?.... No es verdad —Se vuelca en estado de negación, no sabe si reírse ¡Será una broma! ¡Otra DiLaurentis  bajo secreto! Pero su rostro se torna rígido—. No...no.

-Sí, Kenneth DiLaurentis es mi padre —Ahora las lágrimas salen, sin que ella pueda imponer fuerza a resistirlas—. Así que esa parte a fin a los chistes de tu hija, ese lado gracioso, lo pudo haber sacado de mí. Es mi sobrina, Emily.

Es Emily ahora quien se levanta del asiento, suelta la mano de Hanna, se lleva las mismas a la cabeza, no lo puede creer. ¡Pero cómo no se dio cuenta antes! Si Hanna se parece a los DiLaurentis, el mentón partido, rubia, el mismo estilo de azul en sus ojos, los rasgos semi-delicados, el mismo porte, un carácter arrebatado, con agallas, como Alison. ¿Cómo es que no lo vio antes? Ellas mismas solían confundirla con Alison al verla de perfil o de espalda.

-¿Son gemelas? —Pregunta precipitadamente.

-No.

-¿No? —Ahora todo está más nublado que antes.

-Soy mayor que Alison por meses ¿Recuerdas? Su padre tenía embarazada a mi madre y a Jessica al mismo tiempo. Mi madre dice que él le prometió dejar a Jessica, pero cuando la señora DiLaurentis le dijo que estaba embarazada de Alison, Kenneth no volvió a hablar con mi madre. Alison se quedó con todo desde el inicio, desde el momento en que nació me arrebató todo.

-¿No estás siendo injusta? ¡Era una bebé! ¿Qué culpa tenía?

-¡La amas! Obviamente la vas a defender.

-Hanna, por favor.

-¡Lo sé! Estoy siendo demasiado egoísta también, es sólo que tenía rabia en el momento, la busqué para decírselo, y le pedí que no me quitara nada más, le dije que no quería compartir nada con ella tampoco, incluso a ustedes.

-Fue inmaduro lo que hiciste, Hanna —Emily se acerca de nuevo a su amiga, la toma del hombro, una suave caricia acompaña el toque—. Puedo entenderlo, pero...

-¡No!...No. Sé lo que vas a decir, y lo haré, en algún momento la veré de frente de nuevo, pero no estoy lista, todavía no puedo. Cada vez que lo hago sólo veo a Jessica en sus ojos, en su estilo, en sus ademanes, en su cabello... en todo. Es Jessica, la mujer que sabía de mí y se las arregló para que mi madre y yo viviéramos sin un solo beneficio de Kenneth. ¡Emily! ¡Alison se parece tanto a su madre! ¡Cada vez que la veo es como ver la encarnación de Jessica! Y desde que sé todo esto de mi verdadero origen ¡No la soporto!

Emily la ve con detenimiento, los gestos de Hanna saben a dolor y odio, siente impotencia de no poder hacer algo por ella en estos momentos, pero no quiere que odie a Alison, a Jason, a Kenneth, porque aunque no quiera, comparte un lazo con ellos, es el origen de su existencia.

El silencio se hace pesado en la habitación, Hanna todavía contiene el llanto, Emily toma su móvil que ahora suena con insistencia, debe ser Aria que llama para dar noticias sobre Lauren, pero antes de retirarse a responder la llamada, se dirige por última vez a Hanna.

-También se parece a ti. Alison... se parece a ti. Así que cada vez que la ves, también ves una parte de ti misma en ella. Odiarla es como odiar una parte de tu ser también, tu sangre.

Emily se marcha respondiendo el celular, Hanna se queda atónita ante sus palabras. ¿Será que el odio no la deja ver? ¡Que ella y Alison son similares en muchos aspectos! ¿Será?... ¿Será?...


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