Mona supo como jugar

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Si no fuera por las marcas en su cuerpo, Alison habría pensado que era un sueño. Cuando despertó, por la mañana, Emily se había esfumado.

-Así que Emily se metió en tu cama-. Mona sonreía traviesamente mientras le daba un sorbo al café.

-En la mía no, en la de la madre de Hanna-. La bufanda de Ali estaba ahí inútilmente, ni siquiera tapaba bien las marcas en su cuello.

-¡Vaya! Sabía que lo que necesitaba Emily era ver competencia femenina-.

-¿A qué te refieres?-.

Alison hizo un gesto de confusión, Mona levantó ambas cejas, desvió la mirada, mordía su labio, la ha liado, acaba de ponerse en evidencia a sí misma. Apenas trata de decir algo cuando Emily entra por la puerta con una actitud intimidante, el resto de los clientes en el café se vuelven a ella. Mona sabe que este es el momento en el que se le va a caer el teatro.

-Alison, vámonos-. Le ordena Emily a la rubia. Alison no entiende bien la actitud de Em, ni siquiera ha saludado a Mona.

-Am.... sí, ¿No quieres un café? -. Replica la rubia, invitando con un gesto a Emily. Mona sonríe divertida.

- ¿Acaso crees que me quiero sentar a tomar café con tu EX novia? -. Alardea Emily.

- ¡¿Qué?!-. Ali se rasca un poco la cabeza.

- Bien, este es el momento en el que te obligo a que te sientes-. Mona jala a Emily del brazo, obligándola a tomar asiento -Porque estás haciendo una escena y...

-¡Me importa poco!

-¡Lo sé! Pero es que Alison y yo no somos novias, y jamás fuimos novias, y jamás tuvimos sexo.

-¡Qué?!-. Emily frunce la mueca, se vuelve a ver a Ali, está mas confundida que ella -¿Y las fotos?

-¿Qué fotos?-. Pregunta Alison, mientras le da un sorbo a su café -¿Deberás no quieres un cafecito? Está bien rico-. La rubia sonríe ampliamente, no entiende qué pasa pero está más preocupada por quedar bien con Emily. La morena la manda a callar con solo una mirada.

-Las fotos... Alison estaba ebria esa madrugada, se emborracho por tu culpa-. Puntualizó mientras miraba a Emily a los ojos -No quisiste que viera a Lauren-.

-¡¿Y por eso te acostaste con ella?!-.

-¡Esperen! ¿Hablas de cuando me emborrache hace días en el...

-¡Sí!-. Responden ambas morenas dejando a la rubia fuera de juego de nuevo.

-Y no seas terca ¿Me estás poniendo atención? No me acosté con Alison-. Afirmó Mona-. La lleve al departamento de Lucas, no podía ni sostenerse sola. Aproveche y le quite la ropa, y para acabar pronto, sólo simule que habíamos tenido algo.

-¡¿Qué tú simulaste qué?!-. Ali casi escupe el café.

-¿No sabías nada?-. Emily cuestiona a la rubia.

-¡No!-. Responde Mona -Alison no sabía nada. Le dije a tu chica que necesitabas ver competencia femenina para defender lo que es tuyo, dejar de hacerte tonta y arriesgarte con Alison de una vez.

-¡Oh! Rayos-. La morena.

Alison no entendía un carajo, Emily tuvo que explicarle que todo este tiempo pensó que tenía algo con Mona. Aunque la morena siempre ha tenido reservas para con Mona, esta vez no le quedaba más que perdonarle esta. Estaba feliz de saber que jamás se acostó con Alison.

Luego del café Em al fin haría lo que debió hace años. Cuando Pam abrió la puerta de la casa se dibujo una enorme sonrisa en su rostro, Alison llevaba tantos regalos para Lauren que apenas podía con todo aquello. Entro, casi de puntillas, con los nervios estropeados, el corazón danzaba fuerte, esta sería la primera vez que vería a Lauren, Emily jamás envió las fotos.

La morena avanza por delante, la pequeña rubiecita sentada en el suelo, entretenida entre libros, osos y cochecitos. Pronuncia su nombre despacio, la pequeña ni siquiera sospecha algo. Se gira "Dime, mamá" la vocecita resuena en los oídos de Alison, esa misma vocecita que escuchó en el teléfono, y aún ni siquiera la mira, ahí parada tras de Emily, y ya ruedan las lagrimas por su rostro, esto tiene que ser un sueño.

Emily se inclina para levantar a su pequeña, pero Lauren se asoma de tras de su mamá y apenas ve quién está ahí de pie, se levanta de un salto y corre hasta Alison.

-¡MAMIIIIIII HAZ VUELTO DE LOS NEGOCIOS!-. Lauren ni siquiera prestó atención en los regalos que sostenía Alison, y ésta no reparó en como los soltó a caer en el suelo para atrapar a su pequeña en un gran abrazo -¡HAZ VUELTOOOO!-. La pequeña no cabía en su cuerpecito de felicidad, se sentía completa ahora, estar entre los brazos de su mami Alison era justo como soñaba algunas noches, cómodo y cálido, justo como los de Em.

Alison notaba sus lagrimas salir mar abajo en sus mejillas, y las pequeñas manitas de Lauren las limpiaba, le pedía que no llore. Alison recorría esa carita de arriba abajo, y sí, era cierto lo que decían Aria y Hanna, era una versión pequeña de sí misma. Y no podía creer que esto estuviera pasando, si es que no siente a su pequeñita entre sus brazos. Ahora solo lucha por aplacar el nudo en la garganta, Lauren se da cuenta de que trata de decir algo, y esto primero que sale de su boca, en un susurro suave y tierno es un:

-Te amo-. Lauren sonreía de nueva cuenta.

-¡Yo también te amo, mami!

-No volveré a irme, los negocios los haré en casa ahora.

-¿En verdad?-. Lauren luego soltó un grito de felicidad.

Cuando al fin la pequeña reparó en los regalos, de inmediato quiso bajar de los brazos de Ali para abrirlos. Pam la ayudaba, mientras Emily sostenía las manos de Ali, Lauren se reía contenta al observarlas por el rabillo del ojo, cómo sus mamis estaban tan enamoradas.

-Por favor, permíteme formar parte de tu vida. Em, he cambiado. Además, tengo un buen empleo, y he ahorrado, pondremos un negocio propio para el futuro de Lauren, puedo sostenerte.

-Ali, lo sé. Te quiero con nosotras, estoy harta de amanecer y desearte a mi lado. Si tú me amas y te amo, no quiero seguir deseando algo que sé que puedo tener.

Más que palabras, las miradas eran las que hablaban. Un amor así, que espera durante tantos años para florecer libremente, un amor que resiste, que tiene la fuerza de cambiar lo que hay que cambiar para poder conseguir lo que se desea, un amor que no ha sabido de tiempo y de fronteras, que no merma con la distancia, que renace con los errores. Un amor, así como el de Alison y Emily, que espera paciente, que resuelve, es un amor digno de vivir en todo su esplendor, digno de los riesgos y los esfuerzos, un amor así, no se da tanto para darse el lujo de dejarlo pasar.

Alguien decidió hacer las maletas hoy. 

EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora