¿Una cita?

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La rubia se despertó y se acordó de todo lo que había pasado anoche.

Después de hablar con el Canciller se fue a su casa, Esteban la acompañó en el trayecto. Luego de unos minutos llegó a su destino. Esteban le dijo que no olvidará la salida con él, después él se fue. Después de eso, Naomi se cambió y se durmió.

Al acordarse de su salida con Esteban sonrió inconscientemente.

Naomi estaba nerviosa, iba a estar a solas con el Canciller. Aquello hacía latir su corazón con fuerza.

¿Qué debía vestir? ¿Cómo se presentaría el Canciller? ¿Debia llevar bocaditos? ¿Qué se hace en una cita?

Ese último pensamiento la dejó pensando, no sabía si debía llamar cita a su encuentro en el bosque con el Canciller. Ellos dos no eran pareja. Pero...

"Me has empezado a atraer señorita Turner"

Recordó aquellas palabras por parte del mayor y se sonrojó. ¿Ella era suficiente para aquel hombre? El cual siempre es estricto, serio y elegante. Y ella...

"Sólo es una chica de barco"

Recordó también esas palabras que dijo el Canciller hace mucho pero que seguía utilizando. Además él es un hombre que le supera en edad por bastantes años, no era correcto para muchos ese tipo de romances.

Y sin embargo, quería intentarlo, quería conocer más a ese hombre, quería enamorarse de Esteban.

Así que se cambió con su vestido de siempre y empezó a hacer sus labores para poder estar libre en la tarde. Ayudó en la limpieza del barco, y a acomodar las cosas fuera de lugar, como los barriles y las sogas sueltas. Aquel barco era también como su hogar.

Luego, revisó la hora, eran la una de la tarde. Pensó que ya había hecho suficiente y se bañó después de su trabajo, preparó un poco de comida ligera con un mantel y los puso dentro de una canasta. Debido a que se encontrarían en el bosque, pensó que tal vez no estaría mal hacer un picnic.

Se lo estaba pensando mucho, pero al final decidió ir como siempre a aquel encuentro. Sin percatarse del tiempo o cuanto se demoró en todo eso. Ya eran las 2 y media. La rubia se alarmó y salió rápidamente, no sin antes despedirse de su padre.

-Papá, voy a salir un rato. Te veo más tarde-dijo abrazando a su padre.

-¿A dónde vas, Naomi?-preguntó su padre con curiosidad.

La de ojos celestes intentó pensar en una excusa, pues si le decía que iba a salir con Esteban su padre haría más preguntas y terminaría comprometiendo al Canciller.

-Pues...voy a ir a ver a Elena, de seguro ya estará despierta después de aquella fiesta de anoche. Además le llevaré unas cuantas cosas para pasar el rato juntas-dijo señalando su canasta.

-Bien, ve-dijo su padre-Te veo más tarde, mi cielo-dijo su progenitor abrazándola.

Naomi se fue corriendo con su canasta. En el camino chocó con muchas personas hasta que se alejó del pueblo y se encontró en aquella extensa área verde. Las praderas eran hermosas y los árboles era grandes. El bosque era precioso.

Fijó su vista en su alrededor y no veía al Canciller.

"Tal vez se arrepintió...", pensó Naomi formando una mueca triste ante esa posibilidad.

-Llegas tarde-le dijo Esteban asustando a la rubia.

-Ho-Hola-saludo la rubia nerviosa-Perdon por la demora, yo...-Naomi quería explicarle pero el mayor le dio un ramo de flores.

Un amor inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora