La traición

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Naomi se removía en las sábanas, había un hilo de saliva  en su boca y lucía despeinada. Soltó un quejido por el acto de despertar, no quería dejar la cama.

Sin embargo, el sueño se le quitó cuando al abrir un poco sus ojos se vio desnuda. Volteó su cuerpo y se encontró con el de Esteban. Los recuerdos de la noche llegaron de golpe, a su vez, el rojo de sus mejillas y la vergüenza se hicieron presentes. Sin mencionar que sus caderas empezaron a doler.

De pronto sintió cómo Esteban rodeaba su cuerpo con sus brazos apegandolo a él.

-No te vayas.

-No, no pensaba en eso-mintio la rubia y es que planeaba irse para evitar la vergüenza de ver a Esteban a la cara. ¿Acaso ella era demasiado predecible?

-Sí lo pensaste, eres predecible-dijo Esteban acercándose a ella-Y más si se trata de tus sentimientos.

Esteban se colocó arriba de Naomi, ella lo miraba aún apenada.

-¿Te arrepientes?

La rubia sólo se acercó a sus labios y lo besó.

-No, yo te amo. Anoche me contaste cosas muy personales y yo te di algo mucho mejor-dijo Naomi.

-¡Atrevida!-exclamó Esteban por lo que dijo Naomi.

La rubia sólo rio, el mayor la abrazó y la echó en la cama besándola.

-Podría empezar el día como ayer-le susurró el Canciller besando sus pechos.

Naomi sólo lo abrazó y Esteban se ubicó entre sus piernas comenzando con unas embestidas lentas. Y hubieran seguido así, pero a la de ojos color cielo se le vino a la mente también cuando se escapó del festival.

Dios, sus padres habrán de estar preocupados y Elena confundida por la forma en la que se fue.

-Esteban, detente-le dijo Naomi apartando a Esteban, éste sólo salió de ella-Me tengo que ir, mis padres deben estar preocupados.

-Está bien, te acompaño-le dijo el mayor poniéndose su ropa de nuevo. Naomi también hacía lo mismo.

La rubia al ver la pequeña mancha de sangre en la cama se apenó dándose cuenta de algo aún más grave.

"No usamos protección", pensó ella asustada. No sabía si contarle a Esteban su temor o no, de seguro no era importante. Tal vez, no era nada malo... Pero, ¿y si ella se...?

-¿Naomi?-le llamó Esteban haciendo que reaccionara-¿Pasa algo?

-No, estoy bien-dijo ella haciendo que Esteban la mirara desconfiado.

-Naomi... Dime la verdad.

La rubia no sabía qué responderle a Esteban. Qué decirle, acababa de perder su virginidad... Acababa de perder su honra, pues Naomi está en una época en donde se es "pura" o "puta" y lastimosamente las mujeres que tenían relaciones sexuales sin haberse casado eran lo segundo. Sin mencionar que ella no le dijo a Esteban en ningún momento que usara un condón, algo que podría eliminar sus pensamientos de miedo. Si ella tuviera un bebé, si hubiera una mínima posibilidad de eso...

-¡Naomi!-el mayor la miró preocupado al verla llorar. No quería verla triste, pero no era capaz de adivinar sus pensamientos tampoco, ¿qué le preocupaba?

La de ojos azules sólo seguía llorando pensando en el hecho de tener un hijo. Pensó en todas las veces que sus padres le previnieron de hombres que podían arrebatarle su honra, de no dejarse llevar tan fácil, de ser casta hasta el matrimonio. Y luego se imaginaba a varias mujeres juzgándola con la mirada, hablando a sus espaldas riéndose de su situación. Puta. Así la llamarían, y no quería.

Un amor inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora