Ojos de Angel I - El Inicio (Draco & Hermione)

Unión mágica y legal

Un extraño hechizo me domina amor de magia negra, o de luz divina

¡Qué obsesión, qué tentación!

Es como un orgasmo aunque quiera o no mi razón...

Draco se encontraba vestido con un traje de caché en tono gris, el saco era de cola con un pantalón de tela con suaves líneas, chaleco en un tono un poco más pálido que el resto de la ropa, camisa blanca y corbata al tono. Como toque final, un pañuelo de seda que Zabini acababa de acomodar en la parte delantera del saco.

—Listo para el suicidio.

—Estoy nervioso, pero feliz... ¿los padres de Hermione ya llegaron?

—Sí, según dijo Luna, el padre estaba furioso, pero luego de hablar con McGonagall entró en razón. Debes entender que ella es hija única y que se case tan joven...

—¡Ya tenemos casi diecinueve años! Yo también soy hijo único. Ambos estamos mayorcitos para decidir por nuestras vidas.

—Sí, pero debes reconocer que sí son muy jóvenes, además yo no me trago eso de que se casan por amor y de un día para otro. Está embarazada ¿cierto? ¡Embarazaste a Granger y ahora te están obligando a casarte con ella! Es eso ¿no?

—¿Qué? ¡No! Nos casamos para que nadie nos separe. Mi padre no podrá contra nosotros si somos marido y mujer, ella pasa a ser una Malfoy y por lo tanto no la puede tocar —Blaise sonrió conforme con la respuesta de su amigo para luego mirar su reloj, era hora de ir a la oficina McGonagall. Ya debía haber llegado el ministro muggle que celebraría el Matrimonio Legal y la directora debía tener todo listo para llevar a cabo el Matrimonio Mágico Civil.

—¿Tienes listos tus votos?

—Sí, los hice pensando cada palabra y en cada frase.

—Bien, amigo. Suerte... Andando.

En la Torre de los Premios Anuales, Hermione había terminado de arreglarse: lucía un vestido celeste a la rodilla de tela delicada con suaves trazos de encaje y organza, con un lazo en la cintura, con la espalda un poco descubierta, sin mangas y escote levemente pronunciado. Ginny le peinó el cabello en una coleta desordenada por donde se podía visualizar algunas pequeñas florecillas blancas.

—Y ahora el toque final... —dijo colocándole una corona de flores resplandecientes, parecidas a las que sobresalían de su cabello—. Estás bellísima, amiga.

—Y nerviosa. Siento que todo me da vueltas.

—Muchas emociones en tan pocos días.

—Sí, últimamente he estado muy nerviosa. ¿Me veo bien? ¿Crees que le gustaré a Draco?

—Amiga, si aunque te pusieras una bolsa de papel como vestido, Draco te encontraría hermosa. Ese hurón te ama. Te juro que hace unos meses hubiera pensado en que las serpientes no tenían sentimientos, pero esta serpiente ¡por Dios, lo traes babeando!

—¿Cómo estás con Harry? ¿Mejor? —preguntó Hermione porque hacía días que los encontraba un poco distanciados.

—Sí, mejor, aunque para ser sincera, no creo que él quiera que yo me dedique al Quiddich.

—Si no quiere que te dediques al deporte no te lo va a decir, te va a dejar libre para que tú elijas —Ginny sonrió. Sabía que Harry no era mezquino y que sobrepondría la vocación de ella por encima de sus sentimientos.