Como confidente y amiga... la mejor

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Draco estuvo en su habitación lo que restaba de la tarde, prefirió no bajar a cenar pues había pasado el mal rato de su vida a causa de Pansy. Era obvio que esta mujer estaba realmente desquiciada. ¿Cómo fue capaz de semejante tontería delante de él y de Hermione? Era innegable que lo tenía todo planeado y que pronto volvería a atacar. Debía evitar que volviera a ingresar a la torre y hacer uno de sus numeritos. Se detuvo en la puerta de ingreso e hizo el conjuro para cambiar la clave:

Renovarum acceso —se le pasaron por la mente muchas frases y palabras sueltas, pero debía decirlas rápidamente o se perdería el conjuro: Draco y Hermione; Draco y Herms; Drami... ¡Eso...!—. Se dijo y luego exclamó: —¡Dramione!—. Vio entonces que la puerta brillaba y luego volvía a su estado normal, señal inequívoca de que la clave había sido modificada.

Tomó una pluma y la escribió en un pedazo de pergamino, metiendo el papel por debajo de la puerta de Hermione. Ella debía estar enojada o durmiendo y enrabiada, porque tampoco bajó a cenar.

Regresó a su habitación y se acostó... no eran ni las nueve y sabía que le esperaba una larga noche. Mientras se acomodaba, una lechuza llegó hasta la ventana de su habitación. De inmediato se puso picotear el vidrio. Quería entrar. Abrió la ventana, sintiendo de inmediato el frío del exterior y apresuró al ave para que ingresara rápidamente. Luego le quitó la carta que traía y, antes de comenzarla a leer, le dio un caramelo lechuceril que habitualmente guardaba cerca de la ventana. El ave se giró pidiendo salir, él nuevamente abrió la ventana y ésta emprendió el vuelo de regreso.

La carta tenía el sello de Hogwarts y la leyó al instante:

Señor Malfoy:

Le agradeceré presentarse de inmediato en la oficina de la suscrita. Es necesario abordar un tema de suma gravedad.

Atentamente,

Minerva McGonagall

Directora del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería


—¡Diablos! —era evidente que algo había ocurrido. Si no era Pansy la que había ido con el cuento no se explicaba qué podría haber sucedido. Se vistió raudamente y salió de la habitación.

Hermione desde su cuarto escuchó que la puerta de la torre se cerró, era indudable que Draco no estaba en su cuarto. No quería articular ningún pensamiento de celos enfermizos, pero suponía que posiblemente había salido a terminar lo que ella había interrumpido. ¿Sería capaz de ir a enredarse con Pansy? Pero, ¿qué les sucedía a los hombres en los que ella se fijaba? ¿Qué le ocurría a ella para que todos le fueran infieles? ¿Acaso era tan insoportable que ninguno la tomaba en serio?

Se sentó en la cama y vio que había un papel en el piso, estaba claro que Malfoy lo había dejado: «Esta es la nueva clave de la puerta: Dramione». Lo leyó un par de veces y luego cayó en la cuenta de que eran los nombres de ambos en un solo. ¿Querría acaso conquistarla de nuevo? ¡Hombres!

Se giró y vio que delante de ella estaba su gato, que siempre la acompañaba y la había estado observando todo el rato mientras lloraba: —Es un Malfoy, Crookshanks. ¿Qué más puedo esperar?

Por su parte Draco llegó hasta la oficina de la Directora del Colegio, la cual lo esperaba con una mirada de preocupación, sentada detrás de su escritorio.

Ojos de Angel I - El Inicio (Draco & Hermione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora