De verdades y algo más

11.8K 571 93
                                    

Ya era de mañana, la luz del día iluminaba por completo la habitación de la Premio Anual de Gryffindor. Abrió sus ojos y pensó que lo vivido hacía unas horas había sido solo un sueño. No obstante, un peso en su cadera le indicaba que no, que estaba al lado su amado. Tocó ese abrazo que la aprisionaba apaciblemente y con su tacto sintió una cicatriz en él. Lo tomó y lo miró. Pudo apreciar de forma cercana la marca de por vida que le había quedado al ex - mortífago. Aquella marca tenebrosa que jamás se le borraría. Lo bueno era que esa serpiente no se volvería a mover, lo que indicaba que la amenaza estaba extinta. Se giró en la cama y quedó frente a él.

En la noche, con la tenue luz de su lámpara, no se había fijado en el pecho de Draco, el cual tenía muchas cicatrices, algunas delgadas y otras más gruesas. De seguro de golpes sufridos por su padre o producto de múltiples Cruciatus por los que pudo haber pasado durante la pesadilla que vivió en aquella época oscura en donde tuvo que servir al Señor Tenebroso. Y ella, que se lamentaba de la cicatriz que le había dejado Bellatrix Lestrange. ¡No era nada comparado con las marcas que Draco llevaba en su cuerpo! Ahora se explicaba por qué era tan solitario, por qué siempre andaba triste y por qué siempre se desquitaba con el que tuviera más cerca. Nunca había sido feliz. Nunca había tenido un padre que fuera cariñoso, nunca recibió de él valores que lo alentaran a amar, solo conoció el cómo odiar, el cómo despreciar, el cómo negarse a todo en la vida. Pero el tiempo había pasado y ahora, a pesar de haber perdido a su madre, él no estaba solo, la tenía a ella.

—¿En qué piensas? —preguntó.

—En ti —con su dedo continuaba la trayectoria de una pequeña cicatriz que comenzaba en su costado y terminaba cerca del tórax.

—Ese es un pequeño recordatorio de que jamás te puedes atrasar en una misión —dijo con una mueca—. Fue en sexto grado, a causa del famoso armario evanescente.

—Mmm sí, recuerdo ese episodio.

—Pero no hablemos de ese tema. Si te fijas tengo varios «recuerdos en mi cuerpo» —levantó las cobijas y le mostró el pecho entero descubierto.

—¡Tengo frío! ¡No me desabrigues!

—¡Entonces venga donde su huroncito que la va a abrigar! —la abrazó fuertemente y la besó delicadamente mientras con una mano recorría su cuello, que luego deslizó hasta su busto. Hermione le tomó la mano, pero él (muy hábil) logró entrelazarla con la suya y luego, en un movimiento rápido, se logró colocar sobre ella, mientras había dejado de besar su boca para comenzar a bajar por su cuello y... ¡seguía bajando!

—¡No! —pero parecía que no la escuchaba, seguía—. ¡No! —repitió—. ¡Draco, basta! —dijo fuerte, casi asustada. Draco de inmediato levantó su vista y la miró desconcertado.

—¿No quieres que siga? ¿No quieres hacer el amor conmigo? Es sábado, tenemos todo el día para estar juntos... y repetirlo varias veces... — iba volver a besarla, pero sintió que ella se tensó, que no quería sentir el peso del cuerpo de él sobre ella—. ¿Peso mucho? —ella sonrió nerviosa. ¿Era su imaginación o Hermione le tenía miedo, todavía?

—No, no es eso —Draco se acomodó a su lado y apoyó su cabeza en su brazo.

—¿Entonces? —Hermione respiró profundo. Debía decírselo. Debía explicarle que ella nunca había estado hombre alguno.

—Yo debo decirte algo.

—No me asustes ¿Qué ocurre?

—No es te tenga miedo... o que no quiera hacer el amor contigo... —esto último lo dijo con voz muy baja.

Ojos de Angel I - El Inicio (Draco & Hermione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora