Capítulo 7

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Till

Al bajar a la entrada del departamento, estaba Victoria arriba de una Zanella chocolate.

-Imagino que Zany, tu hija, es ella ¿Verdad?

-Wow Till, ¡Eres brillante! ¿Cómo lograste esa deducción tan rápida? -preguntó pedante

-Mejor subo y no respondo a eso- contesté, subiendo detrás de ella

Y así fue como Victoria comenzó a conducir por las finas calles de Barcelona. Los faroles en las esquinas, los negocios con mesas en las veredas, parejas adolescentes paseando tomados de las manos y ella conduciendo la moto, conduciendome a mí también.

Una suave brisa acariciaba nuestros frentes, por lo bajo mis manos pellizcaban los muslos de Victoria, a lo que ella reaccionaba contrayéndose en el asiento. Sus pelos iban golpeándome el rostro, desprendiendo de si, un aroma único, la esencia propia de esa mujer tan firme y decidida.

Victoria

Tenía presente que estaba recorriendo Barcelona junto a una estrella de Rock, por ende, no cabían ilusiones estúpidas que me hicieran pensar que esto significaba algo para él. Aún así, continuaba con mi Zanella hasta llegar donde quería, el parque del "Laberint d'Horta", un bello lugar para recorrer esta tarde templada.
No sé si era la compañía o simplemente el hecho que hace tiempo no salía de mi casa, pero estar respirando el aire fresco, viendo el verde alrededor y sentir los pasos de Till, me hacían sentir liberada, liberada de todas las cargas con las que venía lidiando hace meses.

Estacioné en la entrada y sin mediar palabra, junto a Till comenzamos el camino.
Las callecitas angostas del parque le daban un toque paradisíaco, el verde del laberinto se destacaba entre todo lo demás.

-¿Vienes seguido? -preguntó Till

-No en realidad... Solo cuando necesito desahogarme un poco

-¿Y qué es aquello que te está ahogando? Digo, si no te molesta contármelo -inquirió él

-Pues, problemas típicos de una juventud desperdiciada y una adultez aburrida -respondí ante la mirada atenta de mi acompañante

-¿Luchas hace mucho tiempo con ello? -siguió indagando

-Se podría decir que se acrecentó luego de una ruptura. Él rehizo su vida con una mujer más joven y bonita, con la quién tiene un bebé y cuida de los hijos que ella tuvo con su antiguo matrimonio. Todo esto a tan solo meses de separarnos, quiero decir, de dejarme... -sollocé esto último, a pesar que había pasado un tiempo prudente, remover viejas heridas siempre afecta de mayor o menor medida -No quiero aburrirte, Till. De seguro nunca padeciste un desamor

Él me miró extrañado y aclaro su garganta

-¿Qué te hace pensar eso? -cuesitonó en un tono de molestia

-No pensaba ofenderte, solamente creo que personas como tú, atractivas, famosas y con algo de poder sobre otros, no tienen necesidad ni oportunidad de desilusionarse por amor y esas cosas -conteste un poco nerviosa

Seguimos caminando, atravesando un pequeño puente hasta descender por las escaleras que dan paso al laberinto.

-Pasé por tantas cosas en mi vida, que siendo sincero, hoy no me afectan tanto. Pero Victoria, no creas que eres la única que pasa por esto o que lo tuyo es más grave. Mi primer esposa me abandonó por mi colega, la segunda me dejo por beber demás y mis salidas nocturnas, y mi última pareja formal se cansó de mis errores, infidelidades, a todas ellas las volví hielo, quebré todo el amor que ellas pudieron darme producto de mi egoísmo -relataba mientras entrabamos al laberinto, sin tantas personas en él -quizás no sirva de nada culparnos, tal vez solo perjudique más nuestro autoestima

-¡Vaya! Jamás lo hubiera imaginado... Mi ex quería formar una familia, algo que no quise hacer

-Entonces tenemos algo más en común -acotó

-¿Qué cosa? -pregunte atenta

-A ambos nos gusta dominar, y a los dos nos abandonaron por querer vivir a nuestra forma -sonrió y seguimos nuestro paseo

Ya habían pasado unas cuantas horas, con Till todo pasaba rápido. Era extraño pasar una tarde con quién solo tenía encuentros ocasionales, ojalá existiera un manual sobre cómo actuar con personas como él.

De regreso a casa, nuevamente lo invite a pasar. Fue más fuerte que yo, era más que una necesidad carnal tenerlo otra vez en mi departamento.

Lo invité a un café, nos sentamos en el living y, al menos de mi parte, solo esperaba que él avanzara.

Seguimos conversando, las tazas vacías y el cielo oscurecido indicaba cuán rápido pasó el tiempo, aún así, ninguno avanzaba.

-Bien, creo que ya debo irme. Christoph debe estar esperando a que llegue para cocinarle -dijo sonriendo mientras se levantaba del sillón

Lo acompañe hasta el elevador, antes de que subiese al mismo, acercó su rostro junto al mío y lo que parecía querer culminar en un beso, se transformó en una pequeña escena a oscuras donde Till tapó con su mano mi boca mientras con su brazo apretaba mi espalda, impulsando mi cuerpo contra su pecho. Estaba inmovilizada, mientras él olía mi cuello y rozaba con su boca cada milímetro de mi piel, aumentaba la fuerza, y la presión me hacía transpirar, su calor corporal era tal que con solo un suspiro en mi cuello, me hizo desequilibrar por completo. De pronto se abrió el elevador y posando un pequeño beso en mi mejilla, se alejó de mi sonriente.

Ese hombre era tan ambiguo que cesaba de despertar emociones encontradas en mí.

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