Capítulo 9

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-Solo es un juego, nada importante -explicaba Victoria -, ¿Acaso no me lo tengo merecido?

-Pues si, no lo sé. Sabes que puedes salir herida, tal vez...

-No, Kari. Más de lo que me lastimaron, ya no me podrán hacer -retrucaba su amiga, mientras encendía un cigarro.

-¡Mierda, Victoria! Saca eso de aquí, ¿Ahora fumas? -resongó Karen, yendo directamente al balcón para abrir de par en par el ventanal.

Victoria se limitó a rodar los ojos y continuar viendo una revista de cosméticos. Habían pasado varios meses desde que no se atendía a sí misma.
Ya era domingo, y ambas habían disfrutado el fin de semana a su manera. Victoria jugando a la rebelde sin causa con Till, y Karen paseando junto a Christoph por diferentes atractivos de Barcelona.

-El miércoles se irán de nuevo a Alemania -comentó Karen, provocando que a su amiga se le resbalara la revista de sus manos -, no lo sabías, ¿Verdad?

-Oh, mmh tampoco es algo que me interese mucho -intentó inútilmente disimular su sorpresa -. A decir verdad, mañana vuelvo a trabajar en el estudio, Till me sirvió como distracción, nada más.

-Claro, como digas -respondió la mexicana, restándole importancia al asunto -. ¿Mañana vuelves? Eso es genial, Vic.

-Uff, ni imaginas el entusiasmo que tengo en volver a ver a mis simpáticos, alegres y divertidos compañeros.

-Deja ya el sarcasmo, al menos estarás activa otra vez -decía con entusiasmo, mientras Victoria comenzaba a sudar, ¿De verdad estaba lista? -. Si ya estás lista para el trabajo, ¿Lo estarás también para nuestro proyecto?

-¿Cómo podría, Karen? Todo lo que hacía, era en base a mi convivencia con Nicolás, y ahora ya me ves... Sola, vieja, estúpida.

-Lo último no te lo voy a negar, pero ¿Vieja? ¿Sola? ¿Qué soy yo, eh?

-Claro que no lo digo por tí, desde que Nicolás me cambió mi vida se vino en picada, y creo que el paso que daré mañana es muy fuerte pero aún no estoy lista para volver a escribir en nuestro proyecto, ¿Si?

Karen sonrió, y abrazo a Victoria. Aunque sea una testaruda y a menudo apática, entendía a la perfección las inseguridades y miedos de ella.

En el departamento de Schneider

«Maldigo el día en que nos conocimos, Lindemann. El próximo jueves hay una desfile y me invitaron para particular del jurado. En el after debes estar junto a mi, si no vuelves antes del jueves juro vengarme y sabes lo que haré. S. T.»

-¿Qué hice para merecer una pseudonovia obsesiva y vanidosa?

-Quizá serle infiel a tus ex esposas, ¿Será? -agregó Christoph ante la queja del cantante -. Deberías botar de una vez esa relación, Till.

-¡Mira quién lo dice! -comentó riendo Sergey, saliendo de su habitación -. Ninguno de los dos quiere estar solo, le temen a la soltería.

Christoph se irritaba fácilmente cuando le hablaban acerca de su relación. Sabía que estar con Regina no era lo correcto, pero había una figura que mantener y una carrera que cuidar, por nada en el mundo quisiera que su suegro se le ponga en contra. Un hombre de negocios, mucho poder, podría hacer lo que quisiera con él, un simple músico. Ir en contra de ellos era un suicidio asegurado.

-Hoy empacaré todo, invité a Karen a cenar en el hotel Hilton, así que el miércoles iré directo al aeropuerto.

-¿Ah, si? Míralo, y dicen que Christoph es el que parece más buenito -exclamó Sergey.

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