Última noche

59 9 3
                                    

Juliette trajo sus cosas al departamento donde me alojo, para así dejarle el suyo libre a Adrien y a Oliver.
Mientras ella se preparaba para su cita con Paul, buscaba por todos los medios convencerme unirme a ellos en su paseo.

-Aún deben estar tocando, ¡Tienes tiempo de alistarte!

-¡Qué no, Julie! Todo fue un error, admito que me gustó, pero hasta aquí llegue. No soy lo suficientemente importante para estar a la altura de Chris, quiero dejar de ilusionarme con algo que no será -respondí, dejando caer el peso de mi cuerpo sobre el sillón

Veía a Julie tan entusiasmada, se vestía y se quitaba cada atuendo, se cambiaba por un modelo mejor, aunque para mí, todo lo quedaba bien.

-¿Te molesta que Paul venga hasta aquí por mí?- preguntó mi amiga francesa mientras delineaba sus labios con un lápiz rojo mate

-Claro que no, ¿Pero no se expondrá a que lo vean?- consulte sospechando algún plan de Julie y Paul, para hacerme encontrar con Christoph

-¡Oh, eso no! Además el show terminará tarde pero Paul no se quedará al after- suspiró

Mientras la ayudaba con la fase de maquillaje, en la que siempre tardamos tanto, sonó el teléfono celular de ella.

-Oui- soltó riendo -¿Qué? Eloísa, prende el televisor -ordeno con cara de extrañeza

Hasta encontrar el control remoto, ella me ordeno poner un canal que Adrien le había dictado.

"La famosa banda alemana Rammstein incendió el estadio Olimpysky pero el fuego se extendió hasta el hotel donde se alojaban" era el titular de la noticia.
Con solo leer Rammstein, sentí un vacío en el pecho y la sangre empezó a fluir hacia mi cabeza, enroneciendo mis mejillas.
Junto con el título comenzaron a figurar fotografías de dos mujeres junto a Richard, Till y Christoph en el after, para luego ver a las mismas tipas en la habitación del hotel donde ellos estaban. En las imágenes se veían ellas semidesnudas junto con Reesh y Till.
Sentí mi pulso acelerarse, sacando mil conjeturas. Ellos acostumbraban a hacer eso, era normal llevar a una mujer a su cuarto y luego desplazarla por otra. Eso significabamos las mujeres que pasaban por las sábanas de esos hombres, fui una idiota.

Christoph

Y cuando creía que todo iba bien, tan solo era la calma previa al huracán.
Emmanuel entró dando un fuerte portazo

-¡Felicitaciones! Ahora cómo dejarán de aparecer en esos programas mediocres de la farándula, no sé -gritó mientras encendía la TV

Su ceño fruncido indicaba problemas, problemas en serio.
Richard se tomaba de la cabeza mientras Flake sonreía soberbiamente.

-Lo dije una y mil veces -soltó por lo bajo Oliver, a quien todos le dedicamos una mirada furiosa

Emmanuel abandono la habitación mientras marcaba el teléfono de algún contacto para apaciguar esto, y como las noticias nunca tardan en llegar, mi teléfono, el de Richard y el de Flake comenzaron a sonar insistentemente, se venía lo peor.

-Hablaré con Margaux -acotó cabizbajo Richard, saliendo de la habitación

-Yo debo irme, no podré quedarme en el after -dijo Paul mientras se quitaba la pintura de la cara

-¿Vas con Juliette? -pregunté restándole importancia a lo que dijo Emma

-Si, ¿Vienes? Me dijo que está con Eloísa

-Bien, vamos

Realmente no me importaba lo que se pudiera llegar a decir, esta es la última noche aquí y no pienso quedarme con las ganas de volver a verla.

-¿No llevarás el teléfono? -cuesitonó Flake mientras señalaba el móvil

-No, no creo -contesté con fastidio, ya sabía hacia donde se dirigía la charla

-¿Y si Ulrike... -quiso agregar Oliver pero no permití que este terminará

-Si Ulrike quiere saber algo sobre mí, seré yo quien se lo diga y no precisamente por teléfono -sentencié y abandone el lugar, Landers siguió detrás de mí

Nos subimos al auto y Paul manejo hasta el hotel donde se lo esperaba Juliette. No sé quién quedaría en el after hoy, Oliver salió detrás nuestro pero tomo otra dirección, Richard y Till están en la mira de todos los medios, y Flake... Quizás quede él solo junto con Olaf.

-Ahi está Juliette -me afirmó Paul y nos dirigimos hacia ella

-¿Tú a que vienes? -me cuestionó prepotente

-Oh Julie, olvidé decirte, viene a ver a Eloísa -se interpuso Landers

-Ya sé, pero ella no quiere quedar pegada a ningún escándalo -siguió recriminandome

-Si fuera otra ocasión, me molestaría en contestarte pero esta es nuestra última noche aquí así que déjame pasar -le contesté adelantando el paso

Juntos subimos hasta el cuarto de Eloísa, Juliette no paraba de decirme cosas. Esa joven francesa era verdaderamente insufrible.

-¿Por qué no nos ahorras el mal rato y te vas?

-Julie, puedes parar... -me defendió mi colega

Juliette rodó los ojos y sin remedio golpeó la puerta

-Eloísa, querida, ¿Me abres? -preguntó mientras me dedicaba una mirada fulminante

Unos segundos después, la puerta se iba abriendo lentamente y tras ella pude notar los ojos vidriosos de Eloísa viéndome con decepción.
Llevaba una remera blanca con manchas azules (unos cuantos números más grandes que su talla), estaba un poco despeinada con un rodete mal hecho, un short suelto salpicado con pintura violeta, azul y negra, descalza y con las manos sucias.

-¿Podemos pasar? -consultó Juliette

-Claro -respondió Eloísa con mucha calma

Al pasar, vi un atril de madera con una pintura con colores fríos. Parecían ser los ojos de alguna fiera, rodeado por nubes violetas y sombras negras, al lado de la obra había una botella de vodka casi vacía y un cenicero repleto de colillas.
Paul y Julie siguieron de largo hacia el balcón, yo me senté frente al atril donde Eloísa volvió a enfocarse.

-¿Sucede...

-No digas nada por favor, Christoph -ordenó con frialdad, mientras seguía moviendo su muñeca tomando un pincel -Esto no nos conviene a ninguno de los dos, lo mejor será que te retires de aquí y hagamos como si fuera que nada ocurrió entre los dos, estoy creciendo artistícamente y me surgieron varias propuestas aquí en Moscú, no quisiera que se vieran afectadas por rumores y chimentos 

Esto último lo dijo nerviosa, con la voz temblando y peinándose todo el tiempo. Quedé sin aliento, lo que parecía ser más allá que una aventura terminó fracasando, y ¿cómo no? Después de todo creo que lo merezco, si honestamente quería que prosperará esta relación nunca debí haber traicionada la confianza de Ulrike y menos exponer a Eloísa. 

No tuve opción y salí sin dirección, no quería más, solo el viento frío congelando los músculos de mi rostro y mi cuerpo cargada de ira. 

Lo que sangraWhere stories live. Discover now