Capítulo: 9 Sorpresa

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Todo ese rosa empezaba a tornarse gris, lentamente. Cada movimiento agrandaba su sonrisa, él odiaba ése color, feliz de ver como se oscurecía lentamente.

Sus muñecas empezaban a doler, pero podía moverse, solo, sin la ayuda de Corey, sin que él lo empuje, en cima de esa ridícula silla. Ahora su objetivo era abrir esa gran puerta, aunque por dentro sabe que es completamente inútil intentarlo, pero su esperanza de poder ser libre... aún sigue. (guatafac xd)

Estaba tan cerca de la puerta, de escapar, de escapar de ese infierno, de él, del maldito maniático que lo obligó a vivir con él y ¡de tener que cargar con un bebé!.

Ya justo al frente de esa gran puerta, trató de poder abrirla, poniendo la poca fuerza que tenia

- Por favor ábrete- susurró con desesperación. Su corazón latía un ritmo bastante descontrolado, su respiración empezó a agitarse y a temblar cuando escucho oír su nombre- por favor!- forzaba aun más.

—¿Dónde estás?- eran muy notables y hondos pasos que el rubio dabá.—¿Terminaste la pizza?

Trataba de pararse y forzarla más, pero era inútil.

- Maldita sea- se quejó. Rendido gritó alto para que el otro lo pudiera escuchar- déjame en paz- volvió a gritar- por favor...

Él mayor lo escuchó fuerte y claro.

Se dirijo a él con suma calma y con delicadeza, lo tomó por las manos poniéndolo de pie, obligándolo a pararse.

- ¿Estas loco?- preguntó burlón- está puerta no se abrirá nunca- sonrió psicópatamente- al menos que yo tenga que salir o los dos podamos hacerlo.

El peli negro lo miró con odio y desprecio, apropósitamente tenia la intensión de hacer sentir mal al rubio.

-¿Eh, qué pasa?- acaso no te gusta la idea de qué salgamos juntos?- dijo fríamente- pues acostúmbrate que esto lo haremos a diario...- y término de decirlo, soltando al menor. Haciendo que caiga de rodillas y manos.

El menor se atrevió a contestarle.

-no, maldita sea.- no podía soportar el odio empezó a gritar y jalar su cabello- ¡te odio!- grito aún más fuerte, y trató de herirse. Pero...

-¡hey! No hagas eso...!- gritó, pero el menor lo ignoro- ¡por favor!- trató de tomar sus manos- ¡basta! Te lastimas...

-¡¿y...?! Me odio, te odio, odio a este cuerpo!- empezó a llorar.

- vamos, calmante. Sólo no lo hagas, ¿sabes el daño que me haces?- tomó suma seriedad- ya estoy arto de tus malditas estupideces!...- y lo soltó bruscamente.

-¡te odio!...los... odio- se puso de rodillas y empezó a sollozar.

Se arto, no podía seguir escuchando esos llantos. Él tenía que irse de ahí.

Era su odio, su culpa, su locura... Una maldita obsesión que lo llevó a terminar la vida de un pobre hombre.

Empezába la noche, se sentó en una banca, al lado de una fuente del pequeño parque que se encontraba no muy lejos de su casa.

Estaba desesperado, había cometido una locura y necesitaba ayuda, ayuda de un amigo.

— Ja..james— dijo con lágrimas inundando sus ojos.

Rápidamente sacó su móvil y empezó a marcar.

...

—¿hola...?

—hey James, amigo— fingió estar bien—sólo que-quería saludarte y...— fue interrumpido

— vamos Corey, no mientas— dijo molestó— ¿y ahora qué hiciste?.

—James...— dijo, su voz entre cortada se convertía en sollozo— Él...maldita sea ¡ÉL!— ya no podía contener el llanto.

—hey, calmate ¿si?, ¿qué rayos ocurre?!.

— es q-ue él está ahí y yo... ¡Ahg, rayos!...

—¿quién está ahí?! De que mierdas hablas?

— simplemente no puedo dejarlo ir...— y colgó.

Ahora cometió Un error que podría delatarlo, pero lo peor es que aún no está bien.

—James, no puede ayudarme... Nadie puede hacerlo— dijo con sumo vacío en sus palabras y el llanto era el que iba a debilitarlo.— si, si tan sólo me amarás, no sabes lo feliz que me harías.— sonrió y undio su cabeza dentro de sus manos, dejando que la tristeza y sollozos se apoderarán de él.

3: 23 am.

En cuanto al menor, bueno él se quedo llorando, y inútilmente busco una salida, hasta caer decaído y cansado. Corey lo vio ahí tirado al rededor de el comedor. No podía levantarlo, pues tambaleaba y sus piernas flaqueaban y no tenía ánimo, ni fuerzas para poder llebarlo a la cama, ni mirarlo a la cara.

En cuanto se acercó a él sonrió y se agachó, acariciando su cabeza y rostro.

— hey, vamos levántate...

No pudo evitar ver como es que el menor tenia la respiración agitada y como temblaba.

— no llores, prometo ya no ponerte esa ropa... nunca más, ahora te pondrás la mía.— dijo con un tono suave, y ridículo, pero tenía que subir el tono de voz, Joey aún despertaba.— maldita sea! ¡No voy a cargarte!— dijo molesto, y se levantó y pateó ligeramente la  espalda de Joey.

Con aún mucha nostalgia y tristeza en su corazón, estresado y trizte. Nada mejor que un poco de alcohol, pero no ya era suficiente.

Fue desanimadamente a la cocina y tomó un café, un café que lo hizo salir un poco de el embriagamiento y poder sentirse más cuerdo.

—eres un hijo de perra, Joey...te idio— maldijo , pero él sabe bien lo loco que esta por él.

Después de unas cuantos minutos, si, minutos que parecían ser horas, a lo largo de la distancia Corey pudo oír rechinidos de el piso. Claro ya sabía quién era el que estaba de pie.

Se levantó y corrió a ir a verlo, pero se encontró con un Joey tirado en el piso pero en otra dirección.

Corey lo miró y volvió a acercarse y hasta quedar al piso junto a Joey.

— hey, ¿acaso, aún no te haz levantado?— después lo miró fijamente a los párpados, esos párpados fingiendo estar dormidos. Corey comenzó a repartir besos por todo su cuello.

A medida de cada beso plantado en la blanca y suave piel de Joey, Corey escuchó un pequeño y distorsionado gemido.

Corey lo miró sonriente y a punto de volver a dar besos, fue interrumpido.

— por favor... basta Corey.— susurró. Corey obedeció .






















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Joey |lSlipknot Joreyll [«M-Preg»]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora