Martes otra vez.
No me había percatado la presencia de otra persona hasta que escuché una voz serena.
— ¿No tomaras mi orden? —reconocí esa voz, levanté mi mirada y si, era ella y su singular sonrisa nuevamente, quería abrazarla pero sólo le devolví el gesto.
— Creí que no vendrías más —protesta rápidamente negando que nunca dejaría de asistir al local pero que está vez una fiebre fue más fuerte.
— Hey Camz — me sonrojo ante el apodo puesto. ¿Era para mi?
— ¿Camz?
— Te llamas Camila ¿no? Me pareció un lindo apodo, si no te b no lo digo más —hace un puchero que sólo provoca que quiera besarla.
— Me encanta — me mira contenta con aquel iris brillante de sus ojos.
— Una malteada de fresa, por favor.