Al llegar al piso correspondiente de la habitación de Lauren lo primero que veo es a su hermano esperando por mi.
—Camila ¿no?
—Un gusto —acto seguido estrecho mi mano con la suya.
—Las dejo a solas, si hay un problema no dudes llamar primero al médico —asiento y entró a la habitación ansiosa.
La veo en su camilla totalmente distraída viendo un canal de televisión.
Hasta una bata le queda perfecta.
—¿Un hola no me merezco? —me cruzo de brazos aparentando estar enojada.
Logró llamar su atención y veo un brillo en sus ojos que hace que me llene de alegría.
—Pensaba que no volvería a verte, ya sabes, pensarías que me aleje de ti porque me aburriste y estaría encerrada en una habitación odiando las malteadas porque me recordarían a ti —dice fingiendo un llanto cubriendo su rostro.
—Eres una estúpida —tomo una almohada y le doy un leve golpe en su cabeza.
—¡Puedes matarme! —grita exagerada y luego suelta una carcajada, esta chica está loca y yo lo estoy por ella.
—Pero en verdad gracias por venir Camz, soy más feliz cada vez que estoy a tu lado —toma mi mano sobre la suya y deposita en ella un pequeño beso.
—¿Puedes dejar de ser tan linda? Me enamoró más de ti.
—Entonces seguiré siéndolo —dice de forma "seductora" según ella y hace un intento de guiñarme.
—¿Cuándo sales de aquí?
—En esta semana me dan de alta y volveré a que me des mis malteadas —habla la niña caprichosa.
—Me han despedido —su ceño se frunce con un puchero, no puedo estar más enamorada de ella. —Por venir a verte.
—Yo lo siento Camila, no quería traer problemas.
—Después de todo era un tonto trabajo, conseguiré otro pero ¿sabes qué es mejor? —me mira de manera intrigada pero antes de decirle depósito un beso en sus labios.
— No conseguiré a otra chica de las malteadas que me enamoré como tu lo has hecho.
