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Era un día lluvioso y sólo dos de cuatro de los que trabajan aquí, incluyendome, vinieron al local.

No tenía muchas las esperanzas de que viniera otra vez la bonita chica que resulta que se llama Lauren pero me hubiera gustado verla nuevamente.

Que lindo nombre para una linda chica.

Fue cuando ella entro con un abrigo empapado y un beanie, me miró y sonrió y yo no pude evitar también hacerlo.

— A ti nada te para ¿no?

— No me perdería ningún martes en venir — veo como se quita su abrigo y se queda en un top negro, mi mirada rápidamente baja a su bien trabajado abdomen, siento mis mejillas arder.

— ¿Son tus días favoritos?

— Si, además me atiende una linda chica —muerdo mi labio suprimiendo las ganas de sonreír que tengo.

Veo que se rodea con sus propios brazos en busca de calor.

— Ven conmigo —propongo, ella me mira confusa haciendo que me sienta tensa.

Se pone de pie y la guió a la habitación de fondo donde solamente hay cajas y una buena calefacción.

— Te veías como un pequeño perro cuando recién sale de un baño —suelta una carcajada y se sienta en una esquina.

— ¿No te meteré en problemas por estar aquí? — pregunta tímidamente.

— Claro que no, sólo estamos tu y yo, obviamente también el que prepara las malteadas — una sonrisa escapa de mis labios ante el "tu y yo"

— ¿Aún puedo pedir una?

— Claro ¿qué sabor será esta vez? —me pongo de pie y la observó, se encuentra con su linda sonrisa habitual.

— Que sea de fresa.

malteadas ➻ camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora