Para mi sorpresa la misma chica del pasado martes estaba nuevamente aquí, no dude en caminar hasta su mesa.
—Buenas tardes ¿cuál es su orden? — me mira nuevamente con una sonrisa y un brillo en sus ojos, hasta el momento no había conocido ser que irradie tanta felicidad, es como un ángel.
—Hey, conmigo no tienes que ser tan formal —suelta una suave risa que me hace sonreír, es muy tierna.
—Está bien, comencemos nuevamente —camino hacia otro lado y vuelvo a su mesa.
Nuevamente está con la mirada en su celular fingiendo hacer algo y me detengo unos segundos a apreciarla.
Su cabello está recogido en una cola de caballo con mechones sueltos, cejas gruesas, pestañas largas acompañadas de unos ojos radiantes.
Mi mirada directamente pasa a sus carnosos labios de un tentador color rosa pálido.
Esta chica fue hecha por dioses.
Rápidamente me incorporo —Hola! ¿Puedo tomar tu orden?
—¡Eso es mucho mejor! —sonríe y se achinan un poco sus ojos, esta chica puede llegar a ser mi perdición.
—Una de fresa por favor.
Otro día será el que consiga el nombre de esa chica linda.
