Capítulo 7

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Amelia y Rossie ya se fueron, me quedé dormida por estar enojada debido a esa absurda discusión y claro, se aburrirían seguramente. No me gusta discutir con mi nana, Jeffrey y ella son como mis abuelos-padres y me duele estar molesta con alguno de los dos.

Les quiero tanto, hasta el punto que me entristecería si les decepcionara.

Se me hizo raro que mis amigas no hubiesen subido para consolarme o molestarme, ya lo que haya surgido. Estoy segura de que Ofelia las dijo que me dejasen, que debía estar sola para reflexionar o algo así. Es muy típico de ella.

Pero me vino de maravilla poder descansar sin interrupciones. No sabía que lo necesitaba.

Cuando estoy enfadada/triste/con ganas de matar a alguien, duermo mucho. Es como una especie de relajación después de echar humos y maldecir a todo el mundo. Puedo dormir un día entero y como si nada. Estaré como nueva y me levantaré con ánimos.

Ofelia me ha dejado la cena hecha ya, por lo visto, es muy tarde. Como no pude desayunar fuera, cenaré en la terraza. En mi solitaria morada no hay señal de que haya nadie despierto, ni un mísero alma vivo.

¿Dónde estarán todos?. Con todos, me refiero a Marcus y a Ofelia. Son las personas a las que veo casi todo el tiempo.

Cojo mi cena y salgo afuera, la brisa de la noche roza mi piel dándome una sensación de alivio y frescura, se siente bien. Necesitaba aire fresco después de todo.

Odiar con mucha fuerza es agotador.

Respiro hondo, el olor a hierba recién regado inunda mi olfato. No es nada desagradable. Todo lo contrario.

Dejo la cena en la mesa, antes de sentarme quito mi celular del bolsillo trasero de mis vaqueros. , tomo asiento y empiezo a cenar.

Una vez encendido mi teléfono, miles de mensajes de WhatsApp comienzan a entrar, notificaciones de Instagram, Facebook, Snapchat, Twitter.... ¡Es una locura!. Incluso un correo de mi madre y otro de mi padre.

Qué raro.

Paso de los dos, no me interesa saber lo que dicen en esos putos correos. Ya no me alegran el día.

Antes me emocionaba recibir un mensaje o una llamada de mis padres y en la mayoría, era solo para decirme que no podrán estar conmigo porque tenían mucho trabajo, porque ha surgido un imprevisto, porque deben viajar, etc.

Ya me acostumbré.

Creo que es un mensaje de felicitaciones, cada año mis padres me envían felicitaciones virtuales. Sé que ellos le piden a alguien que lo esté haciendo y que también ponga: "de papá y mamá".

Miro mis redes sociales, cómo lo echaba de menos. Llevo semanas sin manejar mi móvil, raro pero cierto. Soy de esas personas que pueden sobrevivir varios días sin celular, gracias a Ofelia y Jeffrey no soy una adicta a la tecnología.

Termino de cenar y vuelvo a entrar en casa.

En la cocina me encuentro a Marcus, solo con unos pantalones y una camiseta. Me lo quedo mirando como una idiota, es un poco raro verle sin traje. Sigue igual de sexy, pero no es para tanto. Le estoy comiendo con los ojos, se da la vuelta, dándose cuenta de lo que yo estaba haciendo.

— Hola — digo de pronto y nerviosa. Dejo la bandeja en la encimera —. ¿Qué pasa? — abro los ojos más de lo debido.

— ¿Qué tal? — dice guardando los cereales en uno de los armarios que hay arriba. Se le sube un poco la manga y veo algo parecido a un tatuaje.

Encima lleva un tatuaje, lindo.

— ¿Yo?, bien. Gracias. ¿Y tú? — se sienta en uno de los taburetes y empieza a comer los cereales con leche que ha preparado.

1º. Mi Chófer (Bilogía Empleados) [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora