Capítulo 8 (Parte 2)

13.9K 455 12
                                    

Llego a casa con una especie de satisfacción debido a que me he quedado muy a gusto tras haberle dado su merecido a ese impresentable hijo de su padre, que hasta mi corazón y mi mente están gritando de la felicidad que me causa ese sentimiento. Eso por un lado, obviamente.

Por el otro, tengo miedo, miedo porque no sé qué es lo que hará Jason al respecto y cómo influirá en mi persona. Conociéndolo como le conozco, no será nada bueno.

Por lo menos para mí, pero estoy dispuesta a enfrentarme a él si es necesario.

No puedo permitir que se salga con la suya y menos si es que me perjudica.

Al bajar del coche me doy cuenta de que no tengo el bate en mis manos. Ya no está, me lo he dejado en casa de Jason —. ¡Mierda! — he dejado el arma del crimen en el lugar del crimen y tiene mis huellas —. ¡AH! — grito frustrada. Pataleo las flores del jardín —. ¡Mierda, mierda y mierda! — cierro los ojos con fuerza. ¿Porqué me pasan a mí cosas tan absurdas como ésta? ¿Cómo pude haberme olvidado de eso? — no recuerdo haberlo soltado.

"Responderé a tu pregunta, porque eres idiota y actúas sin pensar", dice mi subconsciente. Lo odio.

Ojalá pudiera arrancármelo y tirarlo al cubo de la basura, así no me arrepentiría de las decisiones que tome.

— ¿Cómo has podido olvidarlo Natalia? — me pregunto a mí misma —. Cosas así no se deben olvidar, tantas película que has visto y ¿aún no has aprendido? — entro en casa echando humo por las orejas.

— ¿De dónde sales? — me llevo un buen susto, no me esperaba que mi chofer me estuviese esperando en la entrada de mi casa —. ¿Qué has hecho?.

— ¿De qué hablas? — finjo no saber de qué habla —. Es más, no tengo que darte ninguna explicación, no eres mi padre — paso a su lado en dirección a mi cuarto, no es mi chofer quien me pedirá explicaciones.

Mi padre no lo hace, ¿quién se ha creído ese Marcus?.

— Sé que te has llevado el bate que estaba tras ese armario — me detengo en seco —. Si has hecho algo, dímelo y tal vez pueda ayudarte — mierda —. Natalia, debes confiar en mí — doy media vuelta para mirarle.

— ¿Qué tan grave crees que es lo que hecho? — me cruzo de brazos.

— No te estoy juzgando, sólo he preguntado. Te lo repito, debes y puedes confiar en mí. Estoy para ayudarte, si lo necesitas.

— No, tú estás para llevarme a donde quiera ir y cuando quiera. No creas que, porque tuvimos sexo una o dos veces tienes derecho a entrometerte en mi vida. No señor. Eres mi chofer Marcus, no mi padre ni mi guardaespaldas. Y no estás aquí para ayudarme ni para protegerme de nada. Ni de nadie, ¿vale? —no responde, está espantado o eso creo. Es como si hubiera visto un fantasma.

He sido dura, lo sé, pero es lo mejor para él. No quiero que se meta en esto.

— Entonces... ¿me dirás qué es lo has hecho para que pueda ayudarte aunque no quieras que lo haga? — su pregunta me descoloca.

Todo él me descoloca, joder. ¿Para qué insiste?, ya le he dicho que se aparte.

Tengo que pensármelo bien, no tengo ni idea de cómo reaccionará Jason y eso no es bueno, y Marcus me ofrece su ayuda desinteresadamente. Es sólo un chofer, pero también puede saber qué hacer en casos así.

No sé, se ha ofrecido. No le he buscado para pedirle ayuda.

— Vale, pero no creas que acepto porque me caes bien. Es sólo porque tal vez esta mierda explote y no traiga nada positivo para mí — asiente con la cara seria —. Tampoco creas que acepté porque me gustas o algo así, simplemente necesito que alguien me apoye.

1º. Mi Chófer (Bilogía Empleados) [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora