Capítulo 1

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*Advertencia*: contenido adulto, palabras malsonantes, mención de narcóticos. Si saben que no serán capaces de seguir leyendo, por favor, no continúen. SI ERES MENOR DE EDAD Y QUIERES LEERLO, LO HACES BAJO TU PROPIA RESPONSABILIDAD.

Gracias.






Me pesan los ojos, la luz del día hace que vuelva a cerrarlos. ¿Ya es de día?, intento moverme, pero me doy cuenta de que hay gente a mi lado. Miro a mi izquierda, y está Amelia la rubia y a mi derecha, Rossie la castaña, mis mejores amigas. Ahora caigo, estamos en casa de Amelia porque sus padres se fueron de viaje e hizo una SuperMegafiesta. Ya que no están, no pueden prohibir nada.

No sé a qué hora se fueron todos pero estamos en su habitación, y con la ropa puesta. No me acuerdo de lo que pasó ayer, tomé tanto que hasta sólo pensar hace que me maree.

Vagos recuerdos de la fiesta aparecen como rayos de luz parpadeante. Recuerdo haber visto a Rossie con un desconocido para mi, se estaban enrollando descaradamente en la mesa de la cocina. Amelia ya no podía con su cuerpo y para ayudarla, una chica cuyo nombre no se me viene ahora mismo, la dio una pastilla amarilla con el dibujo de un pulpo.

Al ver que Amelia había recuperado su energía, busqué a esa chica. No tenía ni idea de qué es lo que la había dado, pero yo quería estar igual de eufórica.

Coloco mis piernas en uno de los cuerpos que hay junto a mi. Abrazo a Rossie por la espalda. ¿Cómo sé que es ella?, fácil. Siempre huele a lavanda, está obsesionada con oler estupendamente.

Con los ojos todavía cerrados, veo a Ben Steven quitándose la ropa en medio de la gente como si fuera un streper o algo parecido. Todos gritaban como locos y se movían torpemente.

Incómodas por mi posición, mis amigas empiezan a moverse dándome a entender que salga sobre ellas.

Jo, ¿una ya no puede estar pasándoselo bien encima de sus amigas dormidas?. Me pongo en pie de un tirón. Lo que fue una pésima idea, ya que me siento muy mareada.

Vuelvo a tumbarme, ésta vez en el borde de la cama. No sé por qué, pero estoy viendo a "mi no novio", Jason, dándome una pastilla azul en medio de la fiesta de anoche. Tal vez siga colocada, comienzo a reírme por pensarlo.
Debo estar el doble de colocada y borracha porque en todos mis recuerdos de ayer, parezco más feliz de lo normal.
Es como si me estuviese viendo desde fuera de mi propio cuerpo, extraño.

Me pongo boca arriba mirando el techo, en él hay una preciosa flor enorme, me levanto para cogerla. Mis manos no llegan, está muy lejos. Subo sobre la cama tambaleando, para cogerla.

— Eres muy hermos... — "¡bam!", doy contra el suelo. Todavía no sé si estoy viva, no me muevo. No puedo hacerlo.

Me doy cuenta de que estoy viva porque he caído sobre algo que huele fatal, así como a vómito. El olor me da náuseas y hace que pote también. Como no puedo ni quiero levantarme, me tumbo en esa mezcla de alcohol y comida que han salido del estómago de alguien y del mío también.

Una mejilla, media cara y parte de mi pelo, están en suelo, llenándose de esto. Si tuviese una vida normal y una familia que me quisiera, me habría levantado de inmediato. Pero como mi vida no tiene sentido, aquí estoy, en el suelo de la casa de mi mejor amiga, tumbada sobre vómito. Me quedo dormida.

Al levantarme, me doy cuenta de que estoy en el suelo -. ¿Qué hago aquí? - me pongo de pie, voy hasta el cuarto de baño de Amelia. Miro mi aspecto en el enorme espejo y doy asco. Hay comida en mi cara, ¿o es leche?, da igual, me meto en la ducha. Con tal de quitármelo.

1º. Mi Chófer (Bilogía Empleados) [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora