Capítulo 19

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Una vez dentro de la casa, Marcus enciende las luces y comienza a cerrar ventanas y cortinas. Parece un loco recién escapado de un psiquiátrico.

- ¿Qué haces? - pregunto curiosa.

- Cerrar las ventanas - y continúa haciéndolo. Parece más preocupado de lo habitual.

- Me refiero a que, ¿por qué lo haces?.

- Natalia, esto es grave - se detiene para mirarme.

- ¿El que? - no lo pillo.

- Lo que acabas de contarme. Tu tío puede estar metido en tu secuestro.

- No es que pueda estar, es que está metido. Jamás  olvidaré las cosas que me dijo aquel día, me dijo cosas de las que no tenía ni idea, pero era como si conocía muy bien a mis padres. Como si me conociese.

- ¿Cómo estás tan segura de que era él?.

- Estoy del todo segura, es el modo en el que me habló cuando estábamos en frente del notario, me recordó mucho al hombre que vino a verme mientras estaba cautiva. Vale, no es seguro. No pude verle porque estaba oscuro, pero algo me dice que fue él - me siento en un sofá que hay en el salón, siento su mirada clavar mi piel -. Solo quería olvidar esa terrible experiencia ¿vale?, no quiero que me vieses como una niña indefensa.

- Debimos haber hablado el día en el que te despertaste - se sienta a mi lado -. Tenías que habermelo contado, Natalia. Debemos hallar la forma de hacer que él págue por lo que hizo. Tú tío es un criminal.

- Lo siento - me disculpo -. No quería que sintieses lástima por mí, no necesitaba que me vieras como una débil e indefensa y que me brindases tu cariño por pena, aunque me gusta recibir tu atención. Pero no de esa manera.

- De todos modos, no debiste ocultármelo - pasa una mano por su cabello. Si supiera las cosas que no le he dicho -. Si tu tío está metido, no tienes que acercarte a él.

- ¿No crees que estás exagerando un poco?.

- Para nada, no soy una persona que tienda a exagerar las cosas, pero lo que me has dicho es muy serio y es mejor prevenir que curar - su expresión muestra verdadera preocupación, me siento culpable por ello.

- Mmm - bajo la mirada y me muerdo el labio inferior. No quiero mentirle más.

- ¿Qué más no me has dicho? - ya no parece mi chófer con derechos sino mi padre -. Natalia...

- Es sobre Jason... - su cara dice "continúa", así que prosigo -. Dice que una denuncia no le impedirá tenerme y que tú debes pagar por haberme salvado de sus asquerosas manos.

- Ese tal Jason es un idiota, a leguas se nota que es un cobarde - dímelo a mí, eso todo el mundo lo sabe-. No te preocupes por él, no te hará nada. Lo vi en la comisaría y no tiene pinta de ser alguien que cumpla con su palabra.

- Ya lo sé - contesto exasperada -. Necesito ayuda... - cierro los ojos. Abro un ojo y le miro.

- ¿Qué puedo hacer por la señorita? - pregunta con esa sonrisa tan bonita que me vuelve loca -. Otra vez...

- Ja, ja, muy gracioso - digo sarcástica -. Mi padre... - me pongo encima suyo -... ha muerto - me coloco bien para sentir su joya en mi joyita -. Y me ha dejado todo lo que era suyo... - le beso mientras me froto contra sus partes.

Al parecer intentaba decir algo, pero no le dejo hablar. Me restriego sobre él, cuando siento un bulto aumentar considerablemente.

Seguimos con el beso que ha pasado de ser tierno y suave, a uno caliente y con lengua. Muerde mi labio inferior haciendo que sienta una especie de calambre entre mis piernas.

1º. Mi Chófer (Bilogía Empleados) [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora