La Leyenda Del Hombre Lobo (YAOI)

1-Los bosques nevados de Moscú

El invierno en Rusia se hacia notar, aquellos bosques llenos de vegetación estaban ya totalmente cubiertos por un gran manto blanco, al igual que las casas de las aldeas. Y es que era muy extraño en esa temporada tan fría ver alguna persona caminando en aquellos bosques. Claro, a excepción de un pequeño niño de cabellos rubios casi blancos, tez pálida como la nieve y aquellos ojos color violeta que parecían dos piedras preciosas y brillantes, también llevaba puesto un hermoso manto de pieles que lo mantenían abrigado del frío invernal.
Aleksey, quien había partido de su casa esa misma mañana con el fin de llevarle una canasta con provisiones a su abuela enferma -que vivía al otro lado del bosque- sintió un fuerte rugido proveniente de su estómago. Suspiró algo agotado por las horas que había caminado; sus pies le dolían, hacia horas que no comía y el cielo ya estaba oscureciendo. Miró a su alrededor y divisó un pedazo de tronco caído donde luego de quitar un poco la nieve se sentó a descansar. Mientras su estómago pedía alimento, buscó en la canasta algo que pudiera servir, pero no había mucho que elegir, sólo eran unas pocas verduras y frutas, trozos de un pan dulce que contenía frutas secas y semillas, y por último vio una pequeña botella transparente, al igual que el líquido que contenía. Aleksey no sabía bien que era ese líquido, resultaba que su papá lo tomaba casi siempre y más cuando hacía frío, después de todo él sólo tenía seis o siete años como máximo. Así que comió una rodaja del pan que su madre había preparado, luego tomó la botella con sus pequeñas manos y la destapó haciendo fuerza. Al principio se limitó a olerla, este sintió el aroma fuerte del alcohol y arrugó la nariz asqueado. Pero tenía tanta sed que cerró sus ojos y le dio un trago a la botella. ¡El pobre quería gritar ya que sentía como aquella bebida le quemaba por dentro! Sólo se limitó a toser un momento, volvió a tapar la botella y acomodó todo con cuidado como estaba en la canasta. Se levantó y siguió su camino.