•°○°• II •°○°•

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HoSeok se tiró de frente en la cama, dejando que su rostro se hundiera en el mullido colchón. Soltó un largo y sonoro quejido a la vez que pataleaba.

Si. Debía estar loco, al menos un poco. Acababa de aceptar enseñarle a su mejor amigo a besar. No habría dicho que si de estar completamente en sus cavales.

Se giró a la derecha, quedando boca arriba, dejando a sus manos reposar sobre el abdomen.

El blanco techo que recibió a sus ojos estaba lleno de pegatinas fluorecentes con forma de planetas, estrellas y naves espaciales.

Tenía diez años en ese entonces y Chang nueve. El menor había llegado a su casa con una bolsa llena de aquellas pegatinas.

-Son para tí- había dicho con su aflautada voz a la vez que extendía la bolsa a HoSeok
-¿En serio? ¿Po-por qué?
- Se que amas estos tanto como yo...- Chang sonrió ampliamente, enseñando el pequeño hueco en la zona del incisivo derecho- Papá trajo dos de estas. Una la usé en mi cuarto y esta es para tí. Así veremos el mismo cielo antes de dormir...

Con ayuda de la madre de HoSeok, los pequeños se habían dado a la tarea de pegar las pequeñas figuras en el techo del cuarto.
Y esa noche ChangKyun se quedo a dormir en su casa, aunque lo que menos hicieron fue descansar. Se la pasaron jugando, imaginando que estaban en el espacio exterior, tratando de sobrevivir a una invasion de almohadas mutantes y marcianos invisibles.

HoSeok rió con nostalgia. Ese había sido uno de los tantos bellos momentos que había vivido con Chang.

El tiempo sí que había corrido. Y muy rápido.

《¡Enséñame a besar!》

Aquellas palabras resonaron en su cabeza, devolviéndolo al presente. HoSeok cerró los ojos, suspirando sonoramente.

Ya no podía hecharse atrás en su descisión. Su pequeño amigo odiaba profundamente que la gente no cumpliera sus promesas, y no quería enfrentarse a Chang enfadado. Era algo de temer, y lo sabía perfectamente. Lo abía experimentado aquello de primera mano.

Pero, en realidad, no era aquella la única razón, ni la principal por la que HoSeok no podía retractarse.
El verdadero motivo de aceptar, era para no decepcionar a su amigo.

HoSeok sabía de la dificultad de Chang a la hora de acercarse a quien le gustaba. Y de todos sus fracasos, y las incesantes lágrimas que el castaño había derramado en su pecho durante largas horas.
Esta era la primera vez que veía a ChangKyun tan enamorado y la primera vez que había llegado tan lejos con alguien. Y aunque creía que la petición de su amigo en realidad era innecesaria- porque los besos no se enseñan- ¿cómo podría negarse a aquellos pequeños ojos llenos de emoción y alegría?

Él ayudaría a ChangKyun. Y si implicaba tener que besarlo, pues... aunque fuera algo extraño e incómodo, aunque fuera absurdo, lo haría.

Además, después de todo, ¿por qué tanto alboroto? Solo eran besos.

                                💋

El mediodía de sábado estaba pintado de gris. Una brisa húmeda y el obscuro color de las nubes avisaba a todos los habitantes de la ciudad que pronto llovería.

ChangKyun había llamado a HoSeok en la mañana preguntándole si podían comenzar con las clases ese mismo día y el mayor no se opuso.

El castaño subió los tres pequeños peldaños anteriores a la puerta de la casa de la familia Shin. Timbró una vez y esperó.

No pasó mucho tiempo cuando la puerta se abrió, revelando a una sonriente mujer de piel pálida.

-¡Chang!- exclamó la mujer como si no lo hubiera visto en años. Solo habian pasado dos días de su última visita.
-Buenos días señora Shin.
- ¿Cómo estas cariño?
-La Universidad es un infierno- aseguró medio en broma, medio en serio- Pero sobrevivire...
-Lo harás querido, estoy segura de ello. ¡Fighting!

¡Enséñame a Besar! [WonKyun, MONSTA X]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora