Capítulo XIV: "Te daría el mundo si pudiera"

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 "Te daría el mundo si pudiera"

El sol se cuela por la ventana. Es un día frio pero el cielo está despejado. Me quito las cobijas del cuerpo y me siento en la cama, me duele la cabeza por no dormir las horas necesarias y siento ganas de vaciar el estómago.

Mi celular suena en la mesa de noche pero no respondo. No quiero escuchar a nadie ahora, no cuando tengo muchas cosas en la cabeza que aún no se resuelven. Tengo un mes en éste instituto y mis problemas se han multiplicado muy rápido. Y no voy a mentir, ahora mi vida es más divertida que antes, tengo amigos que me hacen reír, un novio perfecto y hasta tengo un enemigo declarado.

Pero todo eso me ha llevado a tener la nariz hinchada y una herida en la frente.

El celular suena una vez más y veo en la pantalla el nombre de mi madre. Si, había tardado mucho en llamarme desde la última vez. Pero no estoy seguro de querer contestar.

Me levanto y voy al armario para sacar mi uniforme. Y el celular suena de nuevo.

Tomo mi ropa y salgo de la habitación. No quiero saber nada de nadie, ni de mis padres, de mis amigos, de Louis. No quiero nada más que una ducha caliente con el vapor abrazando mi cuerpo y la mente en blanco.

El pasillo se encuentra vacío y hago el camino a las duchas. Todo está en calma, demasiada calma. Bajo las escaleras y recorro todo el pasillo hasta las duchas.

Al entrar dejo mi ropa en la taquilla y me introduzco en una de las cabinas. El agua caliente me pega de lleno en la cara al abrir la llave y dejo que me empape el cabello, las gotas queman en mi piel y se torna roja pero es una sensación agradable. La frente me escuece por la herida pero no quiero alejarme de esa pequeña sensación de dolor.

No sé cuantos minutos me quedo parado bajo la lluvia artificial pero siento que es una eternidad. No muevo ni un solo músculo y siento como me relajo. No más dolor, ni estrés, ni remordimientos.

Cuando siento que es suficiente me lavo el cuerpo y el cabello rápidamente. Cojo la toalla y seco mi cabello con ella y después la enredo en mi cintura. El vapor se aglomera en la habitación y al salir solo puedo ver –con mucho esfuerzo- los lavabos y el espejo frente a mi. Tomo la ropa de la

taquilla y comienzo por ponerme los boxers.

Al volver la mirada al espejo veo la sombra de una persona, está sentado con la mirada baja y las manos entrelazadas. Su cabello castaño lacio cae en su frente y no puedo ver sus ojos azules intensos. Está vestido con un pantalón obscuro, sus vans y una chamarra de mezclilla. Y yo solo le miro por el reflejo, no tengo la fuerza para afrontarlo ahora.

¿Ahora que has probado que es que te den por culo iras tras de todas las pollas de los maricones del instituto? ¿Aunque sean las pollas que se montan tus amigos?

No, existen frases que nunca deben ser dichas. Y hay cosas que uno quiere olvidar pero es difícil.

Me coloco el resto de la ropa y cuando me cubro con la chaqueta del uniforme me siento en el lavamanos y cruzo los brazos en mi pecho.

-Lou...

-Hoy no habrá clases...-me interrumpe con la voz baja.- Mañana es Halloween e iremos a comprar los disfraces para la fiesta de mañana.

¿Mañana es Halloween? Pero... bien, entré en septiembre, dos meses después de que el semestre había empezado y ya ha pasado un mes y... y estamos en octubre y mañana es Halloween. Una de mis festividades favoritas y yo no había reparado en eso.

-Bien... entonces iré a mi habitación y me cambiaré la ropa.

Me levanto y tomo la ropa sucia para ponerla en la sesta y al pasar por la puerta, al lado de mi novio -con el que no puedo sostener una mirada sin sentirme incómodo- me toma la mano con tanta delicadeza que me duele. Y yo me detengo para sentir su tacto.

Instituto Booster Para Hombres (LARRY STYLINSON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora