REINA SANGRE PURA

165 11 0
                                    


CAPITULO V

REINA SANGRE PURA



Naomi abrió los ojos y miró a su alrededor. Ambos estaban en medio de una estancia que se encontraba casi a oscuras, ya que sólo una tenue luz se filtraba por las ventanas sin cortinas. Había muebles cubiertos con sábanas blancas, algunas telarañas colgando del techo y una gruesa capa de polvo que lo cubría todo. Se sentía frio y podía oler la nieve afuera.

El joven inconsciente se encontraba recostado en el piso con la cabeza sobre su regazo.

¿Dónde estamos? ... ¿Qué es este lugar?

Justo cuando se preguntaba esto, una mueca de dolor se reflejó en el rostro del cazador y un ligero quejido brotó de sus labios. Ella lo miró e instintivamente posó una mano sobre su pecho; pero de pronto sus ojos se volvieron carmesí y se llevó la mano libre al cuello. No sólo el sentir la humedad en la camisa del cazador a causa de la sangre, sino también el olor de ésta, la distrajo completamente de todo lo demás e hizo que su sed nublara por un instante su mente, por lo que se acercó a su cuello, dispuesta a beber de él.

Su aroma...en verdad es...

Se quedó unos segundos aspirando el aroma del cazador, lanzó un suspiro entrecortado y luego extendió sus colmillos. Sin embargo, se detuvo... ¿Qué estaba haciendo?. Conteniendo el impulso surgido, se alejó del cuello del joven, sus ojos dejaron de brillar carmesí y volvió a prestar atención a su pecho, aún sangraba ligeramente por lo que rasgó la camisa y entonces pudo ver la herida.

Abrió los ojos por la sorpresa; el cuerpo del cazador intentaba sanarse, pero con lo débil que se encontraba, parecía imposible; sin embargo no era esto lo que la había sorprendido en sí, sino más bien el hecho de que la herida había sido hecha justo en el corazón.

¿Cómo es posible?, debería estar muerto ya...

Llevó una mano al cuello del cazador para comprobar su pulso, a la vez que concentrándose completamente pudo escuchar los apenas audibles latidos de su corazón; luego, tomó una de sus manos y la observó; de la punta de sus dedos se desprendía poco a poco, polvo gris.

Cenizas... no le queda mucho tiempo...

Volvió a mirarlo al rostro; se mostraba tenso, apretaba los ojos y la mandíbula con fuerza de vez en cuando; su pelo estaba húmedo por el sudor y respiraba con dificultad. Era evidente que se encontraba agonizando.

−    Está sufriendo. Debería ayudarlo a que termine... - Dijo en un susurro y con una mirada fría en los ojos. Levantó entonces su mano con los dedos a modo de cuchilla y la dejó suspendida en el aire.

Aun mirando al joven; no supo cómo ni por qué, pero aquella mano que levantó dispuesta a darle el golpe final, en vez de dirigirse a él se dirigió a sus propios labios, y entonces, extendiendo sus colmillos, los incrustó en su muñeca dejando así que su boca se inundara de su sangre, luego, retirándola dirigió sus labios a los del joven cazador y sellando su boca con la de él, le hizo beber su sangre. Repitió este procedimiento una vez más y luego dejó al cazador recostado en el suelo y ella se arrodilló a su lado, observándolo y esperando que su acción diera resultado.

−    El destino es cruel... jamás creí que jugaría conmigo de esta forma... Yo estaba dispuesta a... - Se contuvo y sonrió - Hmmp... ¿Qué estoy haciendo?

La mirada de la sangre pura por un momento se tornó cálida e intentó acercar su mano al rostro del cazador, pero se detuvo ya que el cuerpo de éste comenzó a tensarse. Miró la herida del pecho, se había cerrado por completo.

SUEÑO CARMESÍ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora