Close to you ||Chittaphon||

08

—¿Hiciste todos los trabajos que tenías pendientes? —dijo una vez que había tragado el pequeño sorbo de su batido.

—Me falta terminar uno, iré a la biblioteca más tarde para terminarlo.

—¿Quieres que te ayude?

Comencé a reír.

—Estoy segura de que no tienes ni la menor idea de la historia de Italia.

Tenía clases de italiano por la tarde.

Me encantaba aquel idioma y uno de mis mayores sueños era visitar aquel país, no solo porque era el paraíso de las pizzas, me encantaban todos esos monumentos.

—Cuando termines me llamas, ¿vale? —le dio otro pequeño sorbo a su batido.

—¿Sabes por qué Chittaphon ha cortado la relación con Suni? —dije cambiando el tema repentinamente.

La pregunta me estaba comiendo por dentro poco a poco.

—No la aguantaba más. —dijo mirando la mesa, estaba segura de que él no quería sacar el tema.

—¿Solo es eso? —la decepción seguía aumentando en mi.

¿Solo quería hacerme sufrir a mi?

¿Me había utilizado solo para conseguir la atención de Suni?

—Si, eso es todo. —bebió de nuevo.

Miré la mesa y apreté mis puños, las lágrimas querían salir de nuevo disparadas por mis ojos, como si se tratara de una cascada en medio del bosque.

No iba a dejar que mis sentimientos me dominaran, no iba a llorar.

Esta vez no.

Tenía que superar todo esto en algún momento de mi asquerosa vida y hoy iba a empezar a que se volviera realidad.

Empecé a beber del batido que Taeyong anteriormente me había traído.

Ni siquiera sentía su sabor con exactitud.

Sentí la mirada de Taeyong fijada en mi.

Él sabía de más que ahora mismo no estaba de humor y se mantenía callado.

Sin duda, era lo mejor que podía hacer en este momento.

Taeyong siempre sabía como arreglar el momento, ya fuera quedándose callado o intentando animarme, incluso a veces funcionaba cambiar el tema.

(...)

Llevábamos caminando como media hora y aún no encontrábamos el maldito local.

—¿Estas seguro de que es por aquí? —le pregunté a Taeil una vez vi que habíamos regresado al punto de partida.

—Solo estamos dando vueltas en círculo.—dijo Yuta fastidiado.

—¿Y si le preguntamos a alguien si sabe por donde se va a esa maldita cafetería? —Taeil por fin habló.

—No es mala idea.

Yuta ya estaba harto de andar y como para no estarlo, caminar para llegar siempre al mismo sitio no era muy agradable que digamos.

Taeil sin embargo se limitaba a mirar su móvil intentando dar con alguna dirección que nos llevara de una vez por todas a el lugar que buscábamos.

Lo que uno hace por unos simples batidos...

—Todo esto no hubiera pasado si tú no nos hubieras dicho que sabías dónde era.

Había venido a esa cafetería muchas veces contigo.

Que la hubieran cambiado de localización en el último minuto no había sido mi culpa.

Seguramente tú hubieras sabido donde se encontraba en este momento.

O hubieras hecho todo lo posible para encontrarla.

Ignoré las palabras de Yuta y empecé a andar de nuevo.

—Para, no sabes a donde vas. —dijo Taeil al ver como me alejaba de ellos.

Poco después oí sus pasos acercándose detrás de mi.

Me acerqué a una persona, esta llevaba un uniforme, uno que me sonaba bastante, al verlo de cerca lo reconocí, era el mismo uniforme de aquella cafetería.

—Perdone, ¿me puede decir donde puedo encontrar esa cafetería? —señalé su uniforme para que supiera de que estaba hablando.

No se veía por aquí cerca, así que supuse que se trataba de la hora de su descanso o simplemente había salido temprano del trabajo.

(...)

Llegamos a la cafetería, la recordaba exactamente igual que antes.

Y el ambiente seguía siendo el mismo.

Me senté junto a mis dos amigos en una de las mesas del lado de la ventana.

Al fijarme bien, pude ver que junto a la barra en una de las mesas te encontrabas tú.

Estabas acompañada de Taeyong mientras dejabas escapar un par de risas que después él te seguía.

Seguramente en una de vuestras citas.

No pude evitar sentirme molesto.

—¿Esa no es tu ex? —Yuta empeoró la situación como era costumbre en él.

Taeil le dio un codazo al ver mi reacción.

Me giré para mirarles y dejé escapar una carcajada.

—Estaba tan desesperada que tuvo que buscarse a otro.

Me dolió decir aquello.

Pero mi orgullo era demasiado grande como para destruirlo en solo cuestión de segundos.