Close to you ||Chittaphon||

10

Una vez que salí de la maldita charla sobre el medio ambiente me dispuse a llamar a Si Cheng.

¿En que estaba pensando al dejarme de esa manera?

El número que ha marcado no se encuentra disponible en este momento, puede dejar un-

Corté tras escuchar esto último, por su culpa iba a tener que pagar más en mi factura de teléfono.

Seguí caminando dispuesta a subir hasta el piso de las habitaciones, entré y agarré mi portátil, iba a descargar ese juego que tanto le gustaba a Si Cheng y más de una vez me comentó que debía descargármelo y jugar con él.

Realmente estaba viciado a ese juego.

Ahora que lo pienso, seguramente ahora esté jugando, ya que la charla no era obligatoria.

Mientras esperaba a que la descarga terminara, marqué el número de mi mejor de nuevo.

El número que ha marcado no-

Tiré el móvil a la otra esquina de la cama.

—Maldito Si Cheng... —susurré para mirar hacia el techo, en busca de algo que me entretuviera.

Oí la puerta abrirse y miré esperando que fuera Taeyong, pero no era así, en vez de él pude ver un rostro que nunca había conocido, su piel era pálida, muy alto, tan alto que parecía una farola, su postura, todo sobre él daba indicios de que sabía lo asombroso que era.

—¿Es esta mi habitación? It's okay man

Me levanté de la cama dando un pequeño salto, digo pequeño por no decir que casi viajo hasta España y vuelvo.
Pude observar como el chico observaba la habitación sin siquiera notar mi presencia.

—Perdona, ¿quien eres? —intenté que al menos me notara.

No era tan baja como para que aquel gigantón no pudiera verme, solo tenia que inclinar un poco la cabeza hacia abajo, un ejercicio sin esfuerzo ninguno.

—¿Duermes en esta habitación? —me miró tal y como había dicho, hacia abajo.

—De hecho... esta habitación está al completo, tengo compañero. —señalé la otra cama que estaba completamente limpia en comparación de la mía, como se esperaba del rey de la limpieza.— Seguramente te has tenido que equivocar...

—Lo siento. —dijo saliendo inmediatamente de la habitación.

—Puedo ayudarte a encontrar tu habitación. —le dediqué una pequeña sonrisa.

Según había leído si mostrabas una sonrisa, la otra persona podía empezar a confiar en ti, de manera más rápida.
Seguramente es porque pareces agradable y asequible, pero normalmente el tipo de personas que siempre sonríen tienden a darte una apuñalada nada más te das la maldita vuelta.