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Sopló las velas.

Ella deseó estar muerta.

Todos aplaudieron, sin saber nada.

Cerré el libro.

A veces las personas que aparentan ser más felices son las que más sufren.

Llegamos a la parada y Taeyong me hizo una seña para que no bajara.

Te vi pasar y entonces fue cuando Taeyong se levantó.

Quería esperar a que bajaras para poder irnos rápidamente.

Él tomó mi mano y tú estuviste mirando como nos alejábamos.

Hasta que desparecimos.

—¿Volvemos a la universidad?

—Si, hoy tengo clases de tarde.

—¿A qué hora?

Miré la hora de la farmacia que se encontraba cercana a nuestra localización.

—Dentro de veinte minutos.

—Nos da tiempo a llegar.— miró nuestras manos entrelazadas.

Su mirada se encontraba perdida y un breve tono rosado se presentaba en sus mejillas.

Desde hace un tiempo sé que le gusto.

Su manera de actuar conmigo.

Su paciencia en todo lo que hago mal.

Incluso los días que ha intentado animarme.

Sé que le gusto.

Aún así no estoy preparada para darle ninguna oportunidad.

Por ahora no.

Deshice el agarre de nuestras manos.

—¿Vamos? —le dije sacándolo de sus pensamientos y poniéndome a andar en dirección a la universidad.

Él estuvo siguiéndome todo el camino.

Lo sabía por el ruido de sus pisadas detrás de mi.

—¿Vas a quedarte aquí?

Pude ver como Taeyong se sentaba en el césped una vez que habíamos llegado a la universidad.

Me miró mientras sacaba aquella pequeña libreta en la que estaba escribiendo el otro día.

Él asintió y sacó un lápiz.

Me puse en camino a la clase que me tocaba asistir.

Me senté en uno de los lugares de la derecha y me recosté sobre la mesa esperando algún rastro de profesorado.

A los minutos entró el profesor y comenzó a dar su clase, como todos los días.

Close to you ||Chittaphon||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora